Es cierto que la plataforma de streaming llamada Netflix tiene un catálogo un tanto insípido, pero naturalmente, como todo en la vida, tiene sus productos de alta calidad como son la serie alemana ‘Dark’.  Tambien ‘House of Cards,’  ‘Stranger Things’, ‘Ozark’ o la serie que nos compete, ‘Mindhunter’.

En la primera temporada de la serie asistimos al agente Holden Ford (interpretado por un Jonathan Groff soberbio), Bill Tench (Holt McCallany que no pasa desapercibido) y a la psicóloga Wendy Carr (Anna Torv), quienes creaban un nuevo departamento del FBI que buscaba analizar el comportamiento humano orientado a los asesinos en serie.  Para esta segunda temporada, ya con el departamento establecido, se busca ser más prácticos e ir al “trabajo de campo”.  Vamos a explicarlo con detalles.

Inicia Exactamente Donde La Dejamos

Algo que opta la serie (y agradecemos) es el hecho de eliminar “falsos inicios” en donde de alguna manera nos introducen nuevamente sea con explicaciones o con un tono lento.  ‘Mindhunter’ no es así e inicia exactamente donde la dejamos la temporada pasada.  David Fincher se encarga de dirigir los primeros capítulos y en estos se enfocan en cerrar algunos hilos que quedaron sueltos en la primera temporada y nos adentra más en los personajes, mezclando las entrevistas y casos con la vida privada de ellos.  Pero esta vez, enfocada mucho más en todo el aspecto que conlleva una investigación.  Las entrevistas siguen pero nos dividen los grupos y eso lo agradecemos, porque tenemos escenas donde Ford y Tench, juntos con Jim Barney (Albert Jones) están en plena investigación mientras que Carr está entrevistando junto con Gregg Smith (Joe Tuttle)

La serie mantiene ese aire característico del director (aquí también como productor) con una fotografía a manos de Christopher Probst y Erik Messerschimidt emulando esos colores sombríos y fríos, una edición rápida y contundente de Kirk Baxter (quien es un viejo conocido de Fincher ya que han trabajado juntos desde hace tiempo), diálogos poco explicativos y muchas, pero muchas miradas.

Mindhunter es tan buena en su forma y contenido que aún sobresale más por sus pequeños detalles. Esto es, lo que te ataca directamente más allá de los cinco sentidos. Fracciones de segundos, gestos, una palabra, una imagen.  Todo tiene importancia. Y todo ello se condensa en los brillantes diálogos durante los eternos viajes en avión o coche, en las prisiones estatales o las comisarías donde imparten el novedoso programa los agentes del FBI.