Para nadie es sorpresa que uno de mis juegos favoritos es la saga Fallout.  Por eso cuando vi que la serie venía de manos de Amazon Prime me alegré, pero cuando vi que la publicidad decía que eran las mismas personas que Westworld me preocupé.

Basada en una de las sagas de videojuegos más importantes de todos los tiempos, es la historia de los que tienen y de los que no tienen en un mundo en el que prácticamente no queda nada que tener. 200 años después del apocalipsis, los apacibles habitantes de los refugios de lujo se ven obligados a regresar al infierno irradiado que dejaron sus antepasados y se sorprenden al descubrir que les espera un universo increíblemente complejo, alegremente extraño y muy violento: Wasteland.

Si en “The Last of Us” el apocalipsis es representado como un oscuro mundo con una única esperanza a la salvación, en “Fallout” nos la presentan como un mundo lleno de destrucción pero extrañamente con un tono de cinismo, que hace que nos olvidemos de volver al mundo como estaba antes y vivir este destino que nos ha tocado.  

El cariño con que sus creadores toman la serie es fundamental para que tengamos un resultado a la altura de la satisfacción que genera. La dosis con que nos van ofreciendo el humor, el drama, la guerra, la supervivencia y muchos más detalles en que sorprende la serie es un cóctel perfecto para tener un resultado que por instantes que llega a sorprender de su propia capacidad de terminar conquistando a conocidos y no conocidos por igual.  Aquí se le agradece a Jonathan Nolan en gran parte de la dirección, dando un aire fresco y divertido.  Creada por Geneva Robertson-Dworet y Graham Wagner, y ayudando en los guiones de la serie personas como Chaz Hawkins o Carson Mell, logran un buen equilibrio entre el humor, el gore, el fanservice y el drama.

Ahora bien, la publicidad engañosa que dieron a sus inicios y con lo que comencé la reseña sobre qué son las mismas personas de “Westworld” es más que nada un engaño.  De hecho, por alguna razón Lisa Joy y Jonathan Nolan participan como cara en la serie, cuando sólo participan como productores (junto con otros) y Jonathan dirige tres episodios.

Pero continuando, el reparto está perfectamente escogido y nadie desentona.  Cada uno brilla por sí mismo y le da su sello.  Tener a Walton Goggins con su actitud de Western es el máximo placer posible, pero también tener a una encantadora Ella Purnell como la gran protagonista también es un deleite, reflejando que su casting fue totalmente un acierto en cada uno de sus intérpretes.  De hecho, personajes totalmente secundarios como es el caso de Zach Cherry (Severance) o Leslie Uggams (Deadpool), tienen su toque y originalidad.  Tal vez el menos aprovechado sea Aaron Moten, a quien le dan un personaje que debe cruzar las líneas constantemente y al actor parece costarle tener cierta siniestralidad y oscuridad.

Una cosa que no he mencionado antes es la cuestión del humor negro que tiene la saga y que está serie mantiene y de que manera.  Toda la historia funciona muy bien, hay momentos en los que me ha recordado a Westworld lo cual para mí no supone un problema, pues a mi me gusta y me encanta que esté encarnado en la figura del Ghoul y que esté todo bien balanceado.

La música perfecta de nada más y nada menos que el gran Ramin Djawadi, a quien pudimos escuchar hace poco en “3 Body Problem” y aquí, nuevamente destaca con creces.  La cinematografía se reparte entre grandes como Dan Stoloff quien también ha trabajado en The Boys y Alejandro Martínez en House of the Dragon.  En esta serie con esos planos apocalípticos que sin duda pueden servir en un wallpaper de cualquier computadora.

Fallout se convierte claramente en una de las mejores de lo que llevamos de 2024 y sin duda se gana su lugar en la realeza de las grandes adaptaciones de videojuegos a la pantalla chica. Tanto para los más fanáticos y como los que buscan la novedad quedarán totalmente complacidos con una contundente propuesta que hace valer todo su presupuesto y sus mentes creativas tras ella.