No tengo dudas algunas de que cuando David Maler trabajo en “Cuarencena”, hubo ligeros coqueteos con peliculas como “The Menu” o “The Invitation”, pero dandole un giro mas hacia el humor negro y la satira ácida.

La premisa es sencilla como moderna: un chef y su esposa, en medio de una pandemia, deciden hacer una cena en su casa e invitar a sus amigos mas cercanos.  Con esta premisa el director y guionista, toma lo necesario para ir lanzando dardos a diestra y siniestra, dotando la narración en una línea que finalmente salta entre el drama y el humor, sin despeinarse.

Y es que, a pesar de que la película está contada en episodios (en cinco tiempos como si de una cena se tratase), el desarrollo tanto de la historia como de sus personajes, está tan bien realizada que es difícil no congeniar con algunos de ellos, o al menos entenderlos.


Los personajes van teniendo justificación y sentido en la medida que provocan sus propios estadios de comportamientos como es el caso de Mateo (Luis José Germán), ese particular chef que maneja los hilos y la dirección de la historia, Claudia (Soraya Pina), su esposa que revierte parte de su ira en la frustración de no haber podido ser como lo hubiera querido; Aurora (Elizabeth Chahin) que comparte ciertas aspiraciones sentimentales con Joana (Isabel Spencer), esta última quien gravita como un péndulo sobre su vida y emociones.

También la dualidad de Carmen (Nashla Bogaert) quien se mueve entre la incertidumbre y la cordura; Chompi (Frank Perozo), un personaje apático que solo mira las oportunidades y motor de los mejores momentos de la historia; Jonás (Joshua Wagner), hermano de Mateo quien no encuentra salida para encontrar sus propias aspiraciones y Jorge (Richardson Díaz), un incógnito quien modifica la perspectiva del relato en su último acto.

En las actuaciones todos están de maravilla, pero Isabel Spencer y Soraya Pina, son quienes más destacan y absorben a los personajes de tal forma que es difícil no imaginar otra persona en este papel que no sean ninguna de ellas dos.


En cuanto a lo técnico, Cuarencena sabe lo que hace.  El diseño de producción a manos de Shaina Cohen está bien elaborado y subjetivamente tratado para crear algo en el espectador pero también para marcar lo que nos avecina con esos colores rojos en las paredes (no es adrede que están ahí), porque está lleno de alegorías.  Lo mismo con las sombras, muy bien trabajadas gracias al trabajo de Luis Enrique Carrión.

En definitiva, Cuarencena es una buena comedia dominicana que sabe aprovechar los momentos y con una dirección muy aceptable que invita al espectador a entrar en el juego junto a los personajes.

Veredicto

Cuarecena es divertida.  Una comedia negra que sabe como y cuando manejar su humor y su drama.

6 / 10

¿Que se puede decir de “Asteroid City” que ya no se haya dicho?

En el panorama cinematográfico actual, resulta difícil que el cine de autor aparezca de entre tanta franquicia y, sobre todo, que tenga la capacidad de consolidarse e incluso de construir un público fiel admirador de tu propio arte. Podríamos decir que Wes Anderson es de los pocos que pueden presumir de tener cabida en este sentido.

Wes Anderson nos ofrece un nuevo producto fiel a su estilo : peculiar, extravagante y de una estética reconocible y persistente.  La teatralidad de la que ya es característica su filmografía en lo formal –con escenarios acartonados, un diseño de producción y una escenografía ideada al milímetro, la rectitud de los movimientos de cámara o sus diligentes diálogos–, ahora también se hiperboliza en lo argumental.  Sin embargo, en lo argumental todo está un poco desordenado, dejando en evidencia que el director está más enfocado en lo visual que argumental.

Algo similar pasó en su anterior película, “The French Dispatch”.  Toda la trama principal se encuentra ubicada en un páramo desolador de los Estados Unidos de los años 50, una ciudad ficticia (Asteroid City), en la que se produce una especie de reunión en la que concurren profesores, padres e hijos para un concurso escolar dedicado a la observación de fenómenos astronómicos. Asimismo, hace millones de años un asteroide cayó en aquel páramo y se rememora dicho acontecimiento.  Un acontecimiento tan extraordinario como inusual sucede.  Wes Anderson se centra tanto en la imagen, que se le olvida que para poder disfrutar debemos emocionarnos. La belleza de sus imágenes no es suficiente, muchas de ellas están vacías y solo vemos a actores, interpretando actores, que interpretan a personajes, es decir, acciones y gags sin conexión. No dudo que detrás de todo ello haya una historia clara, pero no acabo de comprender la excesiva variación del punto de vista con elipsis espacio-temporales.


Y es que Asteroid City pierde el camino de lo que cuenta, después de veinte minutos iniciado su metraje.  No solo eso, sino que las escenas donde Bryan Castron aparece para explicar algo, son tan innecesarias como difíciles de digerir, ya que sacan constantemente de la trama.

En esta reunión de excéntricos personajes –protagonizados singularmente, otra vez, por un gran elenco de rostros conocidos–, el cruce de historias en la ficticia ciudad desértica de Asteroid City y los enredos en la pre-producción, los ensayos y el backstage de la obra se ven diferenciados por la fotografía.


Todos destacan, así que hablar de un actor en particular, es difícil.  Tampoco es que hagan algo más extraordinario de lo que estamos acostumbrados a ver por parte del director.

En definitiva, Asteroid City se asienta en su estética manierista y difunde un mensaje claro, su arte no es para emocionarse, sino para divertirse. Una ausencia de discurso que provoca que nos separemos de la película y nos quedemos fríos ante lo que quiere contar, intentamos conectar constantemente con algo, pero la película nos repele.  Sin embargo, en el apartado técnico ha depurado tanto su estilo, que disfrutamos viendo dobles enfoques, planos con encuadres milimétricos y movimientos de cámara y de personajes como si viviéramos en un cuento. Dichas imágenes nos devuelven el reflejo de una sociedad vacía, en la que ya no queda nada, ni siquiera el sentimiento, pero debemos intentar aferrarnos a las emociones para disfrutar más de la vida.

Veredicto

Asteroid City corresponde a esta tercera etapa de su cine, donde deja la narratividad expuesta ante el espectador, pareciera un cirujano que exhibe un cuerpo abierto. Ahora el arte se ha convertido en imagen pura y el discurso se ha diluido tanto, que no entendemos qué nos quiere contar.

5 / 10

Black Mirror es una serie antológica (que cada capítulo es concluyente y ninguno tiene que ver con otro a pesar de algunas referencias para que sepamos que todo sucede en el mismo universo).  Su mayor tema es cómo la tecnología puede afectarnos y alterar nuestras vidas cuando abusamos o dependemos de ella.  Charlie Brooker, el creador, desde el 2011 que inició este proyecto, no solo tiene esa característica para su serie, sino que también nos da un giro de guión a mitad del capítulo totalmente inesperado.

Esta nueva temporada no ha abandonado lo del giro, pero sí el tema tecnológico.  Y es una lástima como la tecnofobia es olvidada completamente para poder adaptarse a estos tiempos o tal vez lo habrán hecho por pedidos de alguien más grande (¿Netflix?).  Durante los cinco capítulos las historias, aunque algunas estén mezcladas con la tecnología, no utiliza la misma para criticarla, sino que cada capítulo, lo que busca es criticar una situación relacionada con la persona.


El primer capítulo de Black Mirror es Joan is Awful, que después de un buen y excelente arranque, el capítulo se diluye rápidamente en un intento de ser dramático, sorprendente o gracioso, no se entiende bien.  Y cuando por fin da un giro de tuerca interesante y que puede retomar su camino para criticar la tecnología y los algoritmos, pues decide irse por el lado fácil.  Luego sigue el capítulo Loch Henry que ya deja claro que las manos americanas de Netflix ha sido quienes han dañado la serie y que Brooker solo “revisa” los guiones solo por compromiso.  La historia es sobre unos muchachos que van a un pueblo a grabar un documental y se topan con la historia de un asesinato que les traera graves consecuencias.

Ya a estas alturas uno no sabe bien si estamos viendo algún capítulo de Twilight Zone o que, pero de Black Mirror no se ve nada.

Por suerte llega uno de los mejores episodios que es Beyond the Sea, que tiene (casi) todos los elementos característicos de la serie: ambientación oscura, personajes enigmáticos, desborde de fanatismo, etc.  Y digo “casi” porque la tecnofobia brilla por su ausencia (a pesar de que utilizan tecnología avanzada y creíbles que puedan criticar).  Este narra la historia de dos hombres en una misión en el espacio, quienes pueden bajar a la tierra con un cuerpo robótico de reemplazo y al cual se conectan vía una máquina.  La actuación de Aaron Paul en este capítulo es oro y sin duda tiene todas las de ganar.


Mazey Day es el cuarto capítulo con una Zazie Beetz (Atlanta) que está totalmente perdida y sin rumbo, y terminamos con Demon 79, el cual ya aquí estamos perdidos totalmente porque no sabemos que estamos viendo.  Un capítulo que brinca de la autoparodia al drama sin el menor pudor, aunque, de forma extraña es el único que mantiene la tecnofobia ya que está ambientado en un 1979, donde el malestar por los avances tecnológicos estaban a flor de piel.

En definitiva, la sexta temporada de Black Mirror es muy desaprovechada.  Parece que Netflix busca expandir la serie a otros públicos (algo de cierto tiene el capítulo Joan is Awful) y han decidido sacrificar identidad y originalidad para buscar diversión.  Sacrifica la tecnofobia para hablar sobre la salud mental o la depresión.  Y elimina esos finales oscuros para apostar por un final feliz con ligeros tonos agrios que solo hacen desconcertar más al fan de antaño.

Veredicto

Brooker forja un poco interesante camino para la serie, que no se centra en la tecnología pero sí invita al análisis, porque en su lugar, se aventura a pedir al público que reflexione sobre cómo consumimos nuestras historias.

5 / 10

En el 2020, en medio de una pandemia, Netflix estrenó “Extraction” la cual fue todo un éxito, por lo que su secuela, Extraction 2, era algo inevitable.

Admito que al inicio pensé que nunca sucedería porque tanto su director Sam Hargrave como su guionista, Joe Russo, daban vueltas en las respuestas de si habría o no una secuela, pero a finales del año 2022 se anunció y ya aquí estamos.  Primero debemos tener claro que el filme es igual que su primera parte pero aumentado por dos: mas acción, mas tiros, mas personajes y mas todo.

Netflix anda detrás de su John Wick con esta saga y es bastante obvio (en los últimos 20 minutos la idea queda totalmente clara, y aunque el final sea abierto, invita a muchas cosas), pero no habría queja de ello si mantienen la misma calidad en cada una de las entregas.  Esto no es un cine para buscarle degustar sino para entretener.  De hecho, su interés por estrenarla en verano es una declaración de intenciones.


El guión de Joe Russo (uno de los hermanos Russo y director mas guionista de Avengers Infinity War y Endgame), sabe que no puede repetirse y decide desarrollar al personaje de Tyler Rake y cumple su propósito.  Entendemos ahora porque ha decidido hacer lo que hace, entendemos porque en la primera parte actúa de la forma en que lo hace con el niño e incluso llegamos a empatizar con el personaje casi en su totalidad.  Lo mismo con Nik Khan, el cual se agradece con creces porque ya deja de convertirse en un personaje que da órdenes sino que también ejecuta y de muy buena manera.  Sin embargo el guión no es que sea original y perfecto, y tiene sus defectos que se ven mucho más marcados por la dirección.

Porque es que el director, que repite en esta secuela (Sam Hargrave) sabe de acción.  Es una persona pulida en el género y que ha trabajado en distintas áreas (desde director de fotografía, hasta en cámaras) además de ser especialista de escenas de acción, por lo que en ese apartado no hay problemas, sino en cómo cuenta los momentos de pausa.  Al no verse, como en la anterior, que esas escenas eran cortas y no tan explicativas, se daba ciertos lujos, pero en esta secuela no sabe cómo manejarlas y al faltarle pulso el espectador se aburre con excesos.

Chris Hemsworth hace de Chris Hemsworth.  Solo al final es que se da el lujo de mostrar varias emociones, aunque tampoco es que su personaje lo necesite.  Golshifteh Farahani da lo más que pueda en un personaje que a pesar de tener mejor desarrollo, el director no sabe manejarla en los momentos más dramáticos (la escena del helicóptero está totalmente desperdiciada).  Por último Tornike Gogrichiani como el villano está a la perfección y cumple con el objetivo de este tipo de películas de ser un villano sin escrúpulos.

Para concluir, la música de Henry Jackman ni se siente y la fotografía de Greg Baldi cumple, principalmente en esos momentos en la prisión, están bien logrados.  Y de último, y no menos importante, es destacar el plano secuencia (con trampas) marca de la casa, el cual tiene más tiempo y que aunque tenga sus trucos, no deja de ser un plano secuencia y está bastante entretenido.  Dura más de 20 minutos y es un ejercicio impresionante tanto para el equipo como para el espectador.

En definitiva, Extraction 2, es una película bastante entretenida que tiene sus momentos más brillantes en la acción pero no en el drama, lo cual es una lástima porque esos momentos dramáticos, aunque estén llenos de clichés, hacen que uno pierda un poco el interés.

Veredicto

Un thriller de acción potenciado por la fuerza bruta antes que por un estilo y buenas ideas.  Entra rápida en materia, ofreciendo toneladas de sangre, balas y de explosiones de coches.  Es una película de acción muy interesante mientras hay accion pero cuando no hay nada de eso, resulta terriblemente aburrida.

6 / 10

Cuando anunciaron que Andy Muschietti sería quien dirigiese The Flash, muchos nos quedamos con algunas dudas porque el director argentino es más conocido por hacer terror.  De hecho, se le conoce más que nada por el remake de “It”, película de terror basada en el libro de Stephen King.

Así que sin duda, hablar de The Flash es un poco espinoso porque el filme ha pasado por tantas situaciones (como es costumbre en DC) que realmente hacen sorprendente que se haya estrenado.  Y es que contar todo lo sucedido en Warner/DC desde que iniciaron con Man of Steel (si, porque de alguna forma está conectada a ella) hasta la fecha, no se puede hacer en dos párrafos de una reseña.  Pero a lo que vinimos, ¿a pesar de todo, que tal es Flash?


Tomando en cuenta lo antes mencionado, y entendiendo cuál es el camino que está tomando DC, pues, la verdad que el filme no está nada mal.  De hecho, pensé que sería peor.

El filme está basado en el arco Flashpoint, que es donde Flash para poder salvar a su madre de la muerte, y salvar a su padre de la cárcel, decide viajar al pasado para evitar la muerte de su madre.  Pues aquí, aprovecharon el momento de Justice League de Zack Snyder en el que viaja al pasado para que el personaje se diera cuenta de esta habilidad y lo intente, algo que conecta directamente con aquella película.  Al viajar al pasado, obviamente Flash cambiará lo ocurrido y esto traerá consecuencias desastrosas que no solo afectará al nuevo mundo a que ha llegado, sino que también afectará de donde él viene.

Quitando en medio la controversia que empaña al actor, Ezra Miller es un buen actor, pero la verdad sea dicha: el personaje de Flash no va con él.  No se como Snyder cayó en que sería buena idea, o si lo que el director veía era otra cosa, pero Miller no tiene la gracia inocente que tiene el personaje y mucho menos el carisma, por lo que se nos pasea durante todo el metraje con cara de palo y de vez en cuando sonriente haciendo chistes, y es más cuesta arriba cuando tenemos otro personaje interpretado por él mismo pero “más divertido” según ellos.

Las actuaciones que realmente convencen y gustan son las de Michael Keaton como Batman (si, aquel Batman de 1989) al que se le da un cierre digno e interesante, y a Sasha Calle que es una lastima que no se explote muchisimo mas en DC.


En efectos visuales pues lo típico de este tipo de películas de superhéroes.  Hay mucho cgi, que en DC parece que no saben cuadrar bien, así que por un lado tenemos escenas que se ven bien y otras que se ven algo feas, pero por suerte no dañan nada la experiencia.  La fotografía de Henry Braham, quien es un amigo de James Gunn y trabajó en “Guardianes de la Galaxia Vol 3” o “The Suicide Squad”, le da suficiente colorismo como si de un cómic se tratase.  La música por otro lado va entre lo épico a lo dramático, manteniendo la línea y sin ser algo exagerado, lo cual se pasa bastante bien.

Pero, lo más importante obviamente para muchos (incluyéndome) es el guión y la pregunta es: ¿al menos el guión es lo suficientemente bueno para mantenernos durante 2 horas pegado a la pantalla? Increiblemente SI.  Obviamente y teniendo en cuenta que el filme sabe mantener un balance entre el humor y el drama, no exagerando en ninguna de las dos.  Además de que, aplicando la lógica de su mundo, pues es bastante coherente (hablamos de un tipo que corre rápido y viaja al pasado, así que, no es que esperemos sentido común científico).

Como siempre aparecerán detractores que dirán que no es cine y esas cosas, y es una lastima que solo crean que el cine debe ser un arte exclusivo de directores de renombre, pero no es así, y The Flash es un entretenimiento cinematográfico bastante divertido y que cumple como blockbuster para este 2023.  Claramente no es la película del año y aunque tal vez eran las intenciones de DC, lamentablemente no lo consigue, pero si consigue ser parte de una buena película del verano para ver, reír y disfrutar.

Veredicto

Puede que tenga un tercer acto difícil de llevar y que caiga demasiado en el fanservice, pero eso no significa que no sea una película de superhéroes entretenida y sólida. Decir que es una de las mejores películas de superhéroes jamás rodadas como apuntaban los primeros rumores, es exagerado, pero para pasar un buen rato, pues funciona.

6 / 10

Apple Tv está invirtiendo en buen material para series y películas.  Hace poco nos trajeron una de las mejores series del año pasado que es “Severance” y ahora parecen ir por el mismo camino con “Silo”.

El argumento es sencillo y atrapa de inmediato: en un futuro distópico la tierra sufrió un ataque ambiental que obligó a la civilización a vivir en un silo bajo tierra.  Actualmente viven diez mil personas en aquel silo desde hace más de 100 años y la ley dice que todo lo que ha pasado como libros, videos y demás, son ilegales.  La trama inicia cuando el sheriff, una de las mayores autoridades del silo pone a cargo a una joven llamada Juliette y el decide salir del silo, algo que está prohibido.  Así que cuando Juliette toma el cargo y decide investigar se da cuenta de un misterioso complot que existe y que las personas dentro del silo desconocen.


Rebecca Ferguson (Dune) es la protagonista de esta serie y la que controla la trama, y a ella le acompaña Common en un papel algo enigmático y del que parece estar bastante comodo, tambien Chinaza Uche, como el acompañante policía de Ferguson y personajes que salen de vez en cuando como son David Oyelowo, Rashida Jones, Iain Glen o Will Patton.  En las actuaciones nadie lo hace mal, aunque tampoco es que estamos ante una Succession donde las actuaciones eran la clave.

La dirección de Silo se mueve por dos líneas: por una parte nos presenta una sociedad retrofuturista (quien haya jugado los juegos de Fallout fácilmente verá muchas similitudes), en la que la tecnología parece haberse quedado congelada en el tiempo, y en donde la historia nos habla de nuestras debilidades como civilización, también sobre la necesidad de conocer nuestro pasado y de no prestarse a las palabras de “poderosos” quienes buscan controlarnos para su propio beneficio.  Por otro lado toma el camino del suspenso y thriller con los misterios que va desvelando la protagonista.  ¿Cómo llegaron a este silo? ¿qué es lo que hay fuera? ¿por qué no quieren que conozcan su pasado? ¿que ocultan?


En este punto, la dirección artística de la serie también es muy sólida con sus propias claves para crear un universo muy particular.  Es indudable que veamos un fotograma de la serie y no pensemos en ella, porque han logrado crear algo bastante fiel y único (aunque no por eso sea original).

Pero lo más importante para que todo esto funcione es el guión.  El gran eje en el que la báscula de la serie se mueve.  Y tal punto de partida quizás no sea lo más original del mundo –un alto porcentaje de la ciencia ficción distópica parte de situaciones parecidas–, pero en manos de Graham Yost (creador de la serie) las cosas funcionan bastante bien.  En cuanto a la música de Atli Orvarsson apenas se siente y cuando lo hace, pues es agradable.  En cambio la fotografía de Mark Patten, da ese aspecto de oscuridad y penumbra dentro del silo.  Como la desesperanza está en todos los que están dentro.

En definitiva, Silo, es una buena serie que fácilmente puede caer como una de las mejores del año por un historia atractiva, personajes corales que ayudan y sobre todo una dirección dinámica que no aburre.  Tal vez peque de tener uno que otro cliché, pero son muy mínimos.

7 / 10

Hay una escena en Spider-Man: Across the Spider-Verse en la que, nuestro protagonista está siendo rodeado por otros Spider-Mans de distintos universos y fácilmente podemos apreciar en un mismo plano mas de 5 tipos de animaciones distintas, y es una verdadera maravilla visual.

Esta es la secuela de aquella Spider-Man: Into the Spider-Verse que se estrenó en el 2018 y que resultó ser una verdadera sorpresa de ese año.  Siguiendo la misma estela de animación que en aquel entonces, y multiplicando eso por cien.  Una estética única y es innegable que el diseño visual y la animación son muy destacables, siempre es vibrante y tiene mucha energía e ingenio. Globos de textos, pequeñas animaciones que reflejan acciones de personajes, como el sentido arácnido, buenas texturas e interesante montaje y ritmo.  En esta película el estilo de animación también resulta llamativo por la ralentización de los fotogramas por segundo, caso que sucedía también en la Lego película, hecho que le otorga personalidad propia a la obra

Dirigida por un trío experimentado, como es Joaquim Dos Santos (Justice League Serie Animada), Kemp Powers (Soul) y Justin Thompson (Powerpuff Girls), todos a merced de Phil Lord y Christopher Miller quienes se encargan del guión y la producción (como en The Michells VS The Machine), Spider-Man: Across the Spider-Verse se va a lugares inhóspitos en que lo relacionado a los multiversos han tocado.  Tal vez aquí en parte está su defecto: en el guión y la duración.  Con respecto al guión por momentos era algo escueto pero la duración no le ayudaba lo suficiente para poder ser sostenible, aunque solo en el desarrollo de la historia, porque en su desarrollo de personajes está muy bien.

Pero también le juega en contra la duración del filme, porque además de hacer que el guión se sienta un poco perdido, con la duración llega al punto de hasta ser un poquito abrumador.  Porque el filme brinda un bombardeo constante de informaciones que hacen que el espectador se abrume.  Desde historias de distintos personajes, como el avance de la trama, diálogos entre personajes, e información vital para futuros momentos o conectar otros.


Todos los personajes tienen muy bien definidas sus motivaciones, todos tienen una implicación emocional y racional que funciona a la perfección en la historia y todo ello te permite empatizar con absolutamente todos los personajes, incluido el villano.

Pero si hay algo que, ante todo, resalta de este filme, son sus valores. Valores como la confianza, la amistad, pero ante todo la responsabilidad de tomar acción, no importa lo que cueste, es el motivo principal por el que la película funciona tan bien.

Spider-Man: Across the Spider-Verse es un filme interesante y con una animación impecable.  Sin duda de lo mejor de este 2023.

Veredicto

Es una película con una frescura a la que ni se acercan ninguna de las cinco películas live action de la franquicia.

8 / 10

Una de las sagas con mejor aceptación entre crítica y público es la de “Evil Dead”, y con Evil Dead Rise se confirma en su totalidad.


El filme que inició con un Sam Raimi bastante joven y que era casi un experimento (y ahora es un filme de culto), no ha tenido ningún problema con los géneros que ha querido ir tocando y los cambios que ha querido ir haciendo.  La primera es un filme de terror y gore.  El segundo filme (Evil Dead 2) es como si fuese un remake de la primera, que coqueteaba con el humor negro, mientras que la tercera (Evil Dead: Army of Darkness) es un filme fantastico con humor negro y ligeros tonos de terror.  Extrañamente esta trilogía funcionaba a pesar de sus cambios de género.  Más adelante, en el 2013, el chileno Fede Alvarez vuelve con un remake orientado en el terror y el gore que es excelente tanto por el tiempo como el concepto.  Ahora el director Lee Cronin ha tomado la batuta para traer una especie de secuela que no es secuela del todo, de la saga llamada Evil Dead Rises.  Claro, esto es en el caso de las películas porque por ahí anda una serie.

Técnicamente la película es una pasada.  Momentos gore bien logrados, buen uso del maquillaje.  La fotografía de Dave Garbett, utilizando mucho las sombras, es otro punto que ayuda mucho a dar esa sensación de claustrofobia y peligro constantemente.  La música del irlandes Stephen McKeon es bastante funcional para este tipo de filmes de terror y gore.  Es una impresionante amalgama de talentos técnicos trabajando juntos al mismo tiempo que hace que te quedes impresionado con la calidad.  Incluso, tiene mejores elementos técnicos que Malginant, por ejemplo.

Respecto al guión, pues bueno, toman todos los clichés del género habidos y por haber, y esto es una verdadera lastima.  Porque después de un excelente prólogo, es inaudito que nos cuelen el A, B, C de los clichés del género: una familia disfuncional, una protagonista con dilemas, personajes con reacciones poco creíbles, situaciones llevadas por los pelos, y un etcétera de momentos y elementos que le restan muchos puntos.

El filme nos lleva con Beth, quien acude a visitar a su hermana mayor Ellie después de enterarse de que está embarazada.  Ellie que es madre de tres hijos, la acaba de abandonar su esposo y la van a sacar de donde vive, se ve, para colmo, en una situación incómoda cuando después de un terremoto los hijos encuentran una bóveda con el Necronomicon y uno de los hijos decide leer el libro maldito.


Alyssa Sutherland y Lily Sullivan, logran buenas actuaciones al igual que los niños, muchos de ellos primerizos en las actuaciones como es el caso de Gabrielle Echols o Nell Fisher.

Al final, Evil Dead Rise es una película para los fans del género y que mantiene el respeto hacia ellos.  No trata de cambiar la rueda o dar lo que no tiene.  Simplemente lo intensifica y listo.  ¿Qué podría ser mejor? Claro que sí, pero no por eso signifique que estés perdiendo el tiempo.

Veredicto

Un ejercicio gore puro y duro que se limita con un guión lleno de clichés.  En donde pudo haber hecho un cambio y avanzar, decide mejor quedarse donde está.

6 / 10

Jesse Armstrong, el creador de Succession, había escrito el guión del capítulo número 1 de Black Mirror llamado “The Entire History of You” y es uno de los capítulos mejor escritos que tiene la serie.

El 9 que están viendo ahí no es ningún error.  La obra resulta extraordinaria por la fuerza del guión en sí, pero también por la impecable puesta en escena, dirección y actuación de sus protagonistas.  Cada capítulo, pule con delicadeza de artesano, unos diálogos ajustados al sarcasmo y a la tragedia moderna. En la brillantez y mordacidad de sus guiones está la clave del éxito, más allá de ese elenco coral en estado de gracia.

La serie es un vivo ejemplo de cómo se mueve la sociedad actual en estos ambientes empresariales cuando sus éxitos y fracasos afectan a toda una familia de multimillonarios.  La serie sigue la línea de “Six Feet Under” aunque esta va un paso más allá. Si en la serie de Alan Ball nos presentaban la desestructuración de una familia aparentemente normal, aquí partimos directamente de una familia disfuncional, donde las drogas, las infidelidades y las traiciones entran dentro de lo «normal», todo para quedarse con el poder.

La radiografía que Armstrong elabora sobre la alta sociedad norteamericana y sus privilegios ha reinado en los premios televisivos y ha llevado a la audiencia a confiar su tiempo a unos personajes despreciables, sin principios ni escrúpulos pero, en el fondo, entrañables. En ‘Succession’, al contrario de lo que puede suceder en otras ficciones, no hay a la vista un solo héroe por el que apostar, todos están ‘podridos’. Entonces, ¿por qué verla?

Sátira, porque ridiculiza los vicios de la oligarquía capitalista y mediática, y shakesperiana, porque nos hace experimentar auténtica emoción y empatizar con sus personajes, que tienen en común su mezquindad y su gusto por el poder, entre varios defectos, explotados con malicia e ingenio.

Sin embargo, y aunque normalmente la sátira contempla a sus personajes desde arriba, Armstrong y su equipo logran hacer que les miremos a los ojos y sentimos sus emociones, por muy detestables que sean.

Esa mezcla de comedia descarnada, brutal y hondura dramática convierten un argumento muchas veces formulado en la vanguardia de las series en un momento en que, por sobreabundancia de oferta, parece que está todo contado. Larga vida a los Roy.  Los extrañaremos mucho.

En muchos aspectos, Succession es como si “Juego de Tronos” y “Veep” hubieran tenido un hijo que viaja en helicóptero y con ropas caras de diseñadores. Y que nos ha regalado 10 de las mejores horas que hemos vivido en las últimas 10 semanas. Presenciar las miserias de los ricos engancha.


Poco hace falta hablar del apartado técnico, porque la verdad es muy similar al de la temporada pasada.  La serie es una masterclass de cómo se dirigen actores.  Jeremy Strong, Sarah Snook, Kieran Culkin, como los tres hermanos hijos de Logan llevan el nivel de sus actuaciones a momentos increíbles.  Pero Brian Cox y Matthew Macfadyen no se quedan atrás, principalmente este último con la bien lograda escena de la discusión con su esposa en la casa.  Nicholas Braun junto con Alexander Skarsgard (The Northman) son los que, si bien destacan, están un poco por debajo de los demás.

Eso sí, independientemente del contexto, la serie trata de la eterna búsqueda de poder, para la cual miembros de una misma familia están dispuestos a devorarse entre ellos, y consiguen hacerlo a la perfección.

Veredicto

Siempre ha sido buena, pero es la sensación de final lo que hace que esta temporada sea tan fenomenal.

9 / 10

Nadie duda del nivel de dirección y guión que tiene Ben Affleck, y vuelve a demostrarlo nuevamente con “Air”, película que narra la asociación del basquetbolista Michael Jordan con la empresa de calzados Nike.

Ambientada en los 80’s, en Estados Unidos en el pico de moda que tuvo el basquetball, el bueno de Affleck sabe reflejar todo a la perfección.  En el apartado técnico es impecable, como ya muchas producciones millonarias quisieran.  Esta película cuenta con una gran fotografía y un trabajo excepcional en cuanto al arte. Robert Richardson (DF) junto a Ben, lograron una fotografía muy buena. Un conjunto de planos y encuadres que funcionan bien para el desarrollo de la historia, una gran iluminación y lo mejor de todo es que se conecta muy bien con el arte de la cinta, algo que es imprescindible para lograr un buen producto audiovisual. Lo que más destaca de este último departamento es el vestuario, pero también mención especial a los decorados y los espacios. El montaje está muy bueno, en especial cuando juegan en 2 espacios distintos, es decir un montaje paralelo. También esto hace que el ritmo varíe y se adapte bien a lo largo del film.


De hecho, se siente como si estuviésemos viendo realmente una película de esa década y no una que está ambientada en ella (toma nota Stranger Things).

Otro punto a favor de “Air” está en su reparto.  Creo que nos hemos olvidado de lo buen protagonista que es Matt Damon. Es uno de esos actores que nunca te cae mal y que siempre cumplen. Pero es que además está acompañado de actores como Jason Bateman, Matthew Maher y Chris Messina, que son muy buenos secundarios. Y no debemos olvidarnos de Viola Davis, que está maravillosa.  Y ni hablar del mismo Affleck que cumple en su rol.  Hasta Chris Tucker logra, en el poco tiempo que tiene en pantalla, hacer mucho con su personaje.


El guión, es tal vez uno de los eslabones que no tienen tanta fuerza.  Escrito por Alex Convery cuando este tenía apenas veinte años, y después de que diera vueltas por todo Hollywood, cae en manos de Ben Affleck, quien no nació ayer y si llamo a su amigo Damon, es porque tenía fe en el proyecto.  Pero, ¿por qué digo que es el más flojo? es porque, a pesar de estar basado en un hecho real, los personajes se mueven de un lado a otro haciendo cosas sin el menor desarrollo.  ¿Qué motiva a Sonny a hacer lo que hace además de que le gusta? ¿Por qué motivo Phil cree en Sonny cuando él mismo afirma que nadie lo contrataba? y así surgen muchas otras preguntas con los personajes que nadie nos responderá porque no tienen desarrollo.

En definitiva, “Air” es un buen biopic basado en deportes que podrá gustar a cualquier público, aún no sea amante del basketball (como es mi caso).  En lo técnico es una maravilla que nadie puede perderse, y que es disfrutable desde que inicia hasta su final.

Veredicto

Competente en todos los sentidos: buenas interpretaciones, diálogos contundentes y un buen enfoque en el diseño de producción y la construcción del mundo de los años ochenta.

6 / 10