“Love & Death” está basado en el caso real de 1980 en Texas, Estados Unidos, donde una mujer llamada Candy Montgomery asesina con un hacha a su amiga y vecina Betty Gore.  El caso fue bastante polémico porque Candy era una mujer religiosa y dentro del juicio empezaron a salir secretos que no la dejaban muy bien parada, y si bien, y no es spoiler, ella se libró de la cárcel, nunca pudo librarse del repudio de las personas de su comunidad.



A Hollywood le gusta muchas veces tirar las mismas tramas pero por distintas compañías, por la razón que sea (algunos dicen que es para competir, otros para mantener derechos, etc).  “Love & Death” se supone que debió salir el año pasado y junto con Candy, la cual salió por parte de Hulu y que cuenta con Jessica Biel interpretando magistralmente a Candy, y si bien no quiero comparar será totalmente inevitable.  Y es que esta versión a cargo de HBO, su showrunner Lesli Linka Glatter, y directora (con experiencia en la televisión) apuesta por basarse en el libro de Jim Atkinson llamado “Evidencias de Amor: La Historia Real de Pasión y Muerte en los Suburbios” y de paso tener a David E. Kelley (quien fue el guionista de The Undoing y Big Little Lies), para esto.  Pudiendo claramente haberse basado en los hechos y no en un libro que hable de los hechos, la miniserie pierde fuerzas, porque en vez de explorar las consecuencias y el porqué Candy hace lo que hace, decide contarnos por encima lo sucedido y ya visto.

Elizabeth Olsen absorbe el personaje, pero se siente por momentos bastante perdida sin un rumbo aparente y no es culpa de la dirección, sino de que el guión no ofrece mucho de donde agarrarse.  Jesse Plemons también es otro al que se le pudo sacar mejor partida, pero queda por encima.  En mejor posición queda Krysten Ritter quien logra conectar más fácil en pantalla y Lily Rabe.

Lo que menos ayuda a “Love & Death”, y lo hace un producto un tanto pesado, es, encima de todo, ir contracorriente al tratar de convertir a Candy Montgomery en una víctima dejando a un lado a Betty Gore, quien es la verdadera víctima de todo esto.  Porque la decisión de la directora es culpar a terceros de este acto, pero irónicamente cuando muestra a la verdadera Candy es cuando la serie mejor brilla, algo que la versión de Jessica Biel supo hacer y aprovechó en todo momento (aunque también falla gravemente en algunas cosas).

Veredicto

“Love and Death” es una miniserie que desaprovecha varios de sus recursos y oportunidades sobre un personaje bastante interesante y lleno de matices.  No es que tampoco sea lo peor que se haya estrenado, pero si es desaprovechada.

5 / 10

Algo muy particular en el filme “Renfield” es el cuidado que se le tiene al personaje de Drácula.  Los vampiros no son nada nuevo para Hollywood, de hecho, lo último que Netflix estrenó sobre estos personajes ha sido “Midnight Mass” que (spoiler) la amenaza es un vampiro que parece ser Drácula, aunque sin la parafernalia.

Aquí el personaje está mucho más orientado al personaje dramático de “Drácula” de 1931, interpretado por Béla Lugosi y donde Dwight Fyre hace del asistente Renfield.  De hecho, este filme del 2023 se pudiese decir que es una secuela directa de aquella cinta y puede funcionar perfectamente.  Chris McKay, el director, se apoya en un guion escrito por Robert Kirkman (si, el que creo “The Walking Dead” e “Invencible”) y Ryan Ridley, para dar rienda suelta al humor negro y malsano, como a la violencia exagerada, donde parte de su humor se apoya.


El director es tosco al momento de hacer las escenas de acción, pero se nota claramente que es adrede, ya que no es el tipo de película que amerite tener escenas de acción bien rodadas.  Le basta con poner todo en pantalla, lo más rápido posible, a través de un montaje histérico y bañadas de un gore exageradisimo para causar gracia o molestia, pero con el objetivo de causar algo.  Pero McKay no se conforma con utilizar algo de acción es una comedia llena de momentos gore, sino que da paso al drama con una trama secundaria sobre una pareja, y otra cuando decide que su personaje de Renfield busque salir de su relación tóxica.
El filme narra cómo el personaje de Renfield, está harto de ser el asistente de Drácula, quien lo manipula y maltrata constantemente.  Después de asistir varias veces a un un grupo de soporte para ayudar a superar las parejas tóxicas, decide que es hora de ponerle fin a su relación de sirviente con el Conde Drácula, pero este no pretende dejar ir a lo que ha sido su mano derecha en los últimos tiempos.  Aquí Nicolas Cage disfruta mucho interpretando a este personaje y se le nota, haciéndolo suyo y mostrando muchas referencias a la actuación del primer Drácula en 1931.  Nicholas Hoult es otro que sabe aprovechar a su personaje, el cual tiene un desarrollo algo torpe, pero que gracias al actor no se percibe lo suficiente.  Y el elenco se cierra con Awkawafina, quien esta mas medida que de costumbre pero muy bien aprovechada, Shohreh Aghdashloo como la madre que lidera una organización criminal y Ben Schwartz que esta genial.

Al final del dia, el filme es bastante entretenido y como filme de humor negro, cumple su cometido, aunque este humor lamentablemente es mas una excusa para utilizar la violencia libremente.

Veredicto

Parece entender el equilibrio entre el terror, la accion y el «camp», aprovechandose de un Nicolas Cage que disfruta por todo lo alto al personaje.  Al final consigue una alocada comedia negra que aunque le falte fuerza, no deja insatisfecho a nadie.

Beef es simplemente un caso tan curioso como real a día de hoy. 

Al igual que sucede en “The Banshees of Inisherin” donde las cosas se van saliendo de control porque los protagonistas no saben lidiar con la situación, la serie creada por Hikari (uno de los creadores de Tokyo Vice), Lee Sung Jin y Lee Isaac Chung, es un desarrollo de personajes bastante curioso, pero al mismo tiempo es una serie que le falta algo.


Me explico mejor: Beef tiene todo para ser una serie que guste mucho, como son personajes bien desarrollados y estructurados, es provocadora, su historia es interesante (recuerda mucho a “Falling Down” en su primer capítulo), está producida por A24 (asegurando calidad y creatividad), las interpretaciones son todas increíbles (incluyendo la niña), y su soundtrack es una maravilla.  Sin embargo es una serie tan calculada, tan forzada, tan enamorada de su mirada despiadada, desencantada y cínica del mundo, que resulta un auténtico vía crucis, un ejercicio agotador y abrumador para quienes no la compartimos.

Es una acumulación de personajes solitarios que sacan a relucir lo peor de sí mismos, y a los que no son como ellos, terminan forzandolo a constantes humillaciones con tal de convertirlos en uno de ellos.

Ali Wong y Steven Yeun, son los protagonistas y quienes llevan con una solvencia interpretativa la serie en sus diez capítulos.  De hecho, sus interpretaciones son lo suficientemente buenas para, en los momentos en que sus desarrollos se ven empañadas, uno pueda pasarlo por alto.  A ellos se le suman Joseph Lee, Young Mazino y David Choe quienes consiguen estar al nivel de la pareja protagonista e incluso, por momentos, superarlos.


Beef trata sobre Daniel quien saliendo de un estacionamiento de un centro comercial, es insultado por Amy, quien también salió del estacionamiento.  Esto provocará que los dos se vean enfrascados en un enfrentamiento automovilístico que se saldrá de control totalmente cuando Daniel investigue donde vive Amy.  Durante sus primeros seis episodios las cosas se mantendrán, digamos, dentro del orden de lo manejable y, digamos, realista. Las agresiones de ida y vuelta serán cada vez más densas pero estarán jugadas desde la comedia y tendrán límites en cuanto a su alcance.  En los últimos episodios las cosas ya pasarán a mayores y la serie entrará, a la vez, en una zona inquietante y otra bastante absurda, haciendo que los personajes no solo pierdan el control, sino que el espectador se pierda con ellos.

Esos problemas –y algunas subtramas innecesarias de esas que suelen estirar todo en los episodios del medio– impiden que Beef tenga la bestial fuerza que pretende tener desde su propuesta.  De todas formas no es una mala serie.

Veredicto

Beef tiene elementos para convertirse en la serie del año, pero se queda a medio camino por unas cuantas decisiones creativas un tanto extrañas, pero que aun así, no la convierte en la peor serie, de hecho, es bastante interesante.

6 / 10

Hace poco es que Hollywood ha empezado a realizar mucho mejor las adaptaciones de videojuegos al cine.  Super Mario Bros: The Movie es el ejemplo perfecto (y hasta extraño) de que hay cine para todos y para todo.  ¿Es mala adaptación? Claro que no.  De hecho, es muy interesante, a pesar de sus debilidades.

Su intención es clara: apelar al fandom del videojuego, sean niños o adultos.  Escribiendo con honestidad, el filme no merece un 7.  Y es por el guión, que no solo es simple sino básico, no se esfuerza en hacer absolutamente nada.  Su esquema -Bowser quiere conquistar el mundo y raptar a la princesa, y Mario y Luigi están para evitarlo- es tremendamente malo.  Y su desarrollo no es mucho más complejo que esto. Al final, estamos en una película que ha apostado más por la forma que por el fondo y esto se nota en el guión. Que es muy básico y que parece más la excusa para ir enseñándonos distintos mundos y videojuegos por los que transitar que algo más complejo.  De hecho, a veces se siente como si estuvieras viendo un anuncio publicitario muy bien hecho y con mucho dinero detrás, pero que te aleja emocionalmente de la cinta porque te sientes más un cliente que un espectador.

Super Mario Bros: The Movie

Entonces, ¿por qué el 7?, pues, además de que visualmente en el cual Illumination Entertainment no decepciona en ningún momento y luce músculo en cada escena. Tanto en las “set pieces” rápidas de combate o de “plataforma”, como en la creación de universos y localizaciones, destacando por encima de muchas animaciones con un presupuesto bien alto.  También la puntuación es porque logra lo que el cine ha estado perdiendo desde hace un tiempo, y que vivimos nuevamente después de mucho tiempo con películas como “Top Gun: Maverick”: vivir la experiencia del cine.  Todo el que estaba en la sala, adulto o niño, se sorprendía y maravillaba con todas las escenas.  Nos dedicamos a reconocer guiños, aplaudir, reir, tararear melodías e incluso vaticinar personajes o escenas.  ¿Eso es malo? No: de hecho, creo que es francamente bueno, porque desde hace mucho tiempo no sucede.  Y se que pueden decir que “Marvel” lo logra, pero no es así.  Marvel está para un nicho muy particular de amantes de los cómics y de Marvel, pero Super Mario Bros: The Movie está pensada para TODO público.

Dejándonos de excusas, si, es un fallo terrible y es una sensación agridulce como crítico de cine porque he reconocido un guión totalmente nefasto e incluso, que se cae a pedazos mientras avanza, pero The Super Mario Bros: The Movie, hizo que me desconectara del mundo, como lo logro Tom Cruise como Maverick.  Y durante esas horas, fue vivir nuevamente mi niñez, y eso es lo que el cine también puede hacer.

Veredicto

Creo que había que pedirle más a esta película, pero tambien creo que en el escapismo que brinda el cine.

7 / 10

El tema del exorcismo en el cine, es muy manejado.  “The Pope Exorcist” no es la excepción.

Esta película, dirigida por el australiano Julius Avery, quiere mostrar el inicio del padre Gabriele Amorth, interpretado por un maduro y espléndido Russell Crowe, como exorcista en el Vaticano. Amorth ejerció su labor hasta su muerte a los 91 años en 2016.

Fue ordenado sacerdote católico en 1954 y se convirtió en exorcista oficial en junio de 1986, cuando empieza la cinta. Amorth es autor de numerosos libros sobre la temática específica del exorcismo. No cuentan como documentos oficiales de la Iglesia Católica, sino que son anotaciones personales de su oficio como tal. Los escritos usan relatos de testigos oculares y su experiencia personal. Realizó más de cien mil exorcismos a lo largo de su vida.

Aunque, obviamente, el largometraje cambia datos históricos e incluso puede exagerar las reacciones demoníacas con buenos efectos especiales, está basado en hechos reales. Aquí se centra la curiosidad del film. No sólo es una propuesta de exorcismos y terror religioso, sino que toca muchos elementos propios del género de acción.

El film de “The Pope Exorcist” usa como leitmotiv todo lo relacionado a los exorcismos, pero por suerte el director huye, acertadamente, de planteamientos metafísicos para centrarse en lo que verdaderamente es un exorcismo. Es en este punto que se va tornando a la acción con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva. Entre lo positivo, un ritmo trepidante que cuenta con una sucesión de imágenes magníficamente rodadas que hacen que se nos pase volando.

El guión está muy bien estructurado. Une al ya comentado ritmo, una sucesión de escenas que impresionan por lo bien rodadas que están. En su contra, algunos elementos que, suponemos que están utilizados para hacerla más entretenida, chirrían bastante con algún que otro salto que nos puede parecer incomprensible (la escena cuando Amorth sale de Italia para llegar a España y parezca que solo ha pasado 2 minutos, es una de ellas).

Con el reparto encabezado por Russell Crowe en el papel de padre Gabriele. Es chocante y a la vez agradable, escucharle hablar italiano. Solvente en su papel al cien por cien.  De hecho, es quien levanta la película en TODO su metraje, junto a un Daniel Zovatto solvente y que va creciendo y desarrollándose mientras avanza el filme.  Los demás son convincentes en lo que puede darles el guión.

“The Pope Exorcist” no es “El Conjuro” pero no lo necesita.  Es una película que hará las delicias de todo aquel al que le fascinen los films de exorcismos. En este aspecto destaca sobremanera. A los poco habituados o poco complacientes con cintas de estas características decirles que le den una oportunidad. Sin duda pasarán un buen rato.

Veredicto

El exorcista del papa supondrá un visionado satisfactorio para los fanáticos del terror, y supone una buena ocasión para descubrir e iniciarse en la jugosa vida de Gabriele Amorth.  Con sus errores y virtudes, es un buen entretenimiento.

6 / 10

Tetris es uno de los juegos más famosos que existe, y como bien dicen en la película, “es algo que jugarían tanto niños como adultos”.  La película dirigida por Jon S. Baird, que particularmente a mi me gusta muchísimo “Filth”, uno de sus filmes, se une a Noah Pink como guionista (ya experto en escribir guiones biograficos para la serie de Nat Geo “Genius”).

El filme presenta de entrada un tono entre lo nostálgico y ligero, y con una estética muy similar a los juegos de la época (los 80´s).  Henk Rogers (interpretado por Taron Egerton), es un empresario que vive en Japón y lidera una empresa de videojuegos, que está buscando cómo sobrevivir en el mercado.  Mientras el filme avanza, va tomando un tono de espionaje contra la USSR (Unión Soviética), contando cómo lograron conseguir los derechos de este singular videojuego y las peripecias que tuvieron que suceder.

Antes que nada, es claro saber que Tetris se toma varias libertades con la historia real.  Algunas ideas bastante atractivas y otras un poco fuera de tono, que sacan del filme porque se siente que es una crítica política directa, y por más divertido que la estemos pasando, no hay gracias en aquellas escenas con un establishment político muy a la clara.  Entonces nos regalan dos horas de un filme, que a simple vista va funcionando pero que poco a poco se empieza a tornar algo agotador, aunque el director inteligentemente logra pisar el acelerador para llevarnos al final, en un clímax gracioso que hace que no le prestemos atención a esos huecos de guión y deus ex machina que se van repartiendo en ese tercer acto.

La película intenta crear una tensión cómica entre las partes muchas veces usando un recurso casi teatral de ir y venir entre cuartos y negociaciones, jugando a dos o tres puntas con los implicados, a quienes los soviéticos tratan de manipular para conseguir más dinero. El problema, quizás, es que el conflicto en términos concreto es tan pero tan específico (digamos que todo se concentra en la diferencia entre derechos para computadoras, para Arcade Games y para portátil (en este caso Game Boy), que a veces se torna confuso.

Baird intenta resolver este problema creando personajes muy marcados desde la caracterización y los acentos: Maxwell, su hijo Kevin, Stein, los soviéticos –que se dividen entre los más serios que pertenecen a la empresa y los más corruptos de la KGB–, Henk y sus aliados de Nintendo.  La familia japonesa de Henk, y la familia del creador del juego como el creador del juego.  Y entre todos estos, algunos caricaturizados, otros doblemente caricaturizados (el hijo de Maxwell interpretado por Anthony Boyle).

Esta historia hubiese quedado perfecta en las manos de un director del calibre de David Fincher, quien tal vez hubiese reducido la dosis de humor (que no es que esté mal) para hacerla más un thriller político mezclado con espionaje.  Pero al final, Tetris quedó como quedó, con momentos bien logrados (con una música muy interesante a manos Lorne Balfe con Guadalupe Barbara) y una visión limitada, dejando claro que muchos no sabían cómo narrar esta historia y salió lo que salió.

Veredicto

Es una convincente historia sobre el origen de un videojuego que pudo haber sido muchisimo mejor.

5 / 10

Quien diría que aquella película de bajo presupuesto y con miras a ser una obra menor, iba a lograr evolucionar el género de acción y se convertiría en una saga exitosa.  John Wick: Chapter 4, inicio, por si alguien lo olvida, como un proyecto de una sola entrega para los amantes del género de acción.

Como es Hollywood, cada segunda, tercera, cuarta, quinta o hasta décima parte de una película, tiende a ser más grande, más cara, más larga, más espectacular, pero no necesariamente mejor que la primera.  John Wick: Chapter 4, rompe con eso y si bien su argumento y guión nunca fue algo de maestría, cumple su propósito con creces y hasta lo supera.  Y si bien, al final de la tercera (la cual considero que es un simple interludio para esta cuarta parte), las cosas quedaban un tanto repetitivas (John Wick luchaba hasta la eternidad, siendo herido pero sobreviviendo, mientras que aparecían personajes mas y mas fuertes y exagerados, como si de un videojuego se tratase), no es para nada una mala película.  De hecho, con todo y sus pegas, funciona para aportar otro granito más al mundo mafioso de este universo.

Ahora bien, más allá de las set pieces apoteósicas y ese imaginario entre el heroic bloodshed (el director John Woo debe estar orgulloso) y el goticismo ochentero (con muchos, pero muchos momentos que recuerdan a “Black Rain” de Ridley Scott), el filme protagonizado por un Keanu Reeves en estado de gracia, no es que sea lo más original.  De hecho, uno mira hacia atrás y se da cuenta que hemos estado viendo de una forma u otra la misma temática, pero no importa porque esas coreografías interminables y tiroteos exagerados, ayudan a mitigar toda coherencia y nos entregan más de hora y media de entretenimiento donde en más de una ocasión abriremos los ojos sorprendidos por haber desafiado la física.

Alabado sea el plano secuencia con una cámara cenital o la escena de vehículos en Francia.  Al duelo spaghetti western muy a lo Sergio Leone, que tiene la película o los elementos de tributo a “The Warriors”.  John Wick: Chapter 4 es un entretenimiento digno y una de las sagas de acción que han aportado tanto al género.

En las actuaciones pues cada quien en lo suyo.  Keanu Reeves, que ha demostrado actuar mejor con su cuerpo que con su rostro, hace lo que mejor sabe hacer.  Destacando en esta entrega está un Bill Skarsgard más pasivo que de costumbre, Hiroyuki Sanada que se le vio hace poco en Bullet Train, un Scott Adkins irreconocible y la cereza del pastel, un Donnie Yen que cada una de sus escenas es oro puro.

En cuanto a la música, vuelve Tyler Bates con esa electrónica mezclada con sonidos muy propios del rock pero no es industrial como logra Junkie XL, sino algo muy particular de él.  La fotografía de Dan Laustsen, como dije, es muy goticismo ochentero que recuerda mucho a “Black Rain” o a “Lethal Weapon”.

John Wick: Chapter 4 es brutal y violenta, pero no se regodea en la sangre sino que tiene la estructura acumulativa y la lógica de un videojuego para mantener al espectador entretenido.

Veredicto

Si uno se entrega y se abre a la propuesta sin ponerse a cuestionar la amplia suspensión de incredulidad que requiere se encontrará con la película de sus sueños, un film de acción para acabar con todos los films de acción.

7 / 10

Ahora con «Shazam: Fury of the Gods», uno recuerda la primera entrega de Shazam, la cual fue un producto fresco y original.  Entre tantas películas de superhéroes con mundos conectados, el personaje de DC Comics creado en 1939 (se llamaba Capitán Marvel hasta que en el 2011 le cambiaron el nombre al que conocemos) fue un respiro de aire fresco bastante disfrutable.  Esta vez sigue igual pero con fallas más notables que la anterior.

La historia sigue a Billy Batson y sus hermanos, los cuales han adquirido poderes y son héroes, pero recordemos que siguen siendo niños.  Cuando un día llegan a la Tierra, las Hijas de Atlas, un vengativo trío de antiguos dioses, buscando la magia que le habían robado hace miles de años, se ven envueltos en una batalla por sus vidas y la de sus seres queridos.

Si te sientas a ver la ficha técnica de «Shazam: Fury of the Gods», te das cuenta que el director de la primera está de vuelta (David F. Sandberg), también está de vuelta uno de los dos guionistas (Henry Gayden), el elenco está de vuelta casi en su totalidad y encima incorporan actores de la talla de Hellen Mirren, Lucy Liu o Rachel Zegler.  Todo está preparado para ser igual o mejor que la anterior, pero no es así, ¿por qué? porque el error está todo a la vez en todas partes (el chiste está bueno).  Durante aproximadamente hora y media de cinta, de las más de dos horas a las que se va este largometraje, podemos observar una pérdida completa de la magia y el tono que envolvía a la primera entrega. Los gags cómicos no funcionan por ningún lado.  Los gags cómicos no funcionan.  Pero eso no sería tantísimo problema si, al menos, la película funcionase como un espectáculo de luces y nos diese grandes “Set pieces” de acción que camuflaron las partes más tediosas. Pero, amigos míos, eso tampoco ocurre hasta el final. Durante la primera hora y media de cinta asistimos a un montón de tramas y subtramas que no solo carecen de interés, sino que están mal desarrolladas. Es como si quisieran abarcar de más, ponerse más profundos para que la gente se los tome más en serio, pero no fuesen capaces de hacerlo en condiciones. Con lo cual, acabamos por tener una hora y media de película con un problema enorme de ritmo.

Por otro lado, los actores adultos en su versión Shazam están absolutamente perdidos, no sé si es cosa de ellos o de quién los dirige, pero algo no está funcionando nada bien. No tienen ni la química que tiene el elenco infantil entre ellos -que están a años luz de distancia y son de lo mejor de la película-, ni tampoco el carisma que se espera de este tipo de personajes. Es cierto que repiten de la anterior, pero a excepción de Zachari Levi -que es el más salvable de todos, aunque también está peor que en la primera entrega- el resto no habían tenido prácticamente metraje en la uno y eso, quizá, había ocultado las carencias interpretativas.

 Y es que nadie espera ver que “Shazam: Fury of the Gods» tenga una trama super compleja llena de profundidad, porque hablamos de unos niños que al gritar un nombre se convierten en héroes, pero al menos algo de desarrollo no hubiese caído nada mal.  No es que tampoco sea la peor película, que no lo es, las cosas como son, pero sí ha sido un bajón a diferencia de la primera, que la había visto unos días antes.

En definitiva, “Shazam: Fury of the Gods” es una película muy desequilibrada en la que sientes que las cosas no van mal, pero falta algo, por la falta de un desarrollo en el guión y un ritmo bastante extraño donde parece que acelerara y se queda frenada, pero que luego acelera sin y frena de golpe.

Veredicto

«Shazam: Fury of the Gods» es una película entretenida que le hace falta magia.  El espectador se sentirá algo perdido y desconectado en el inicio por una dirección desequilibrada.

5 / 10

Cuando Elizabeth Banks anunció que estaba dirigiendo “Cocaine Bear”, una película donde un avión de unos narcotraficantes tiran unos kilos de cocaína y este cae en un bosque donde un oso de 500 libras lo consume y se vuelve loco iniciando una matanza de turistas, las alarmas se dispararon, y más porque resulta que está basado en una historia real.

Lo interesante del filme es todo lo que se ha construido a partir de una obra, que per se, no parece más que una producción cualquiera de serie B (que en momentos, Banks lo reconoce y juega con ello), que en otras circunstancias y de haber salido en streaming (y sin el humor del internet), habría pasado sin pena ni gloria.  La pregunta es clara: ¿vale la pena ver el meme hecho película? Sorprendemente si, porque no es tan mala como podría parecer en un primer intento y más con esa sinopsis.  Eso sí, que el chiste no justifica más de una hora y media de metraje, y lo peor de todo, que mientras avanza el filme, Banks se va calmando a unos niveles que hacen mirar varias veces el reloj esperando que acabe.

Como si de un slasher se tratase (este oso se carga a más personas que Jason en sus mejores días), el filme inicia con una secuencia donde el oso acaba con dos campistas despistados y ya con esos primeros minutos podemos ver cuál será el tono de la película, para bien y para mal.  Osea, vemos lo que esperábamos, que es un oso drogadicto matando personas a diestra y siniestra, pero a la escena le falta mas garra, y para poner un ejemplo, están los primeros minutos de Scream 6 o la divertidísima escena inicial de Halloween Kills, donde Myers se lleva por delante a varios bomberos de la forma mas salvaje posible.  Y ahí es que trato de llegar, que a la película le falta un gancho.  Algo que sorprenda al espectador más allá de ver un pie arrancado, o un oso devorando una cara.

La fotografía, que imagino fue adrede por John Guleserian (porque en Candyman consigue una calidad impecable) es demasiado a serie Z, algo que en realidad le resta a lo creativo.  Porque es como si se forzara en querer verse de bajo presupuesto pero siendo un producto hecho por manos que podían dar un gran presupuesto.  En cuanto a los personajes están escritos de una forma tan cretina y descarada, que es difícil conectar con alguno, a pesar de que nadie actúa mal.

Y no es que espero seriedad en un producto como tal, pero si la premisa me invitaba a ver un viaje de locura de un oso cocainómano, pues lo mínimo que esperaba era ver un viaje de locura de un oso cocainómano lo mas salvaje posible y no de forma tímida.

Eso sí, que mantiene un humor altamente negro y punzante.  Su puesta en escena no es que sea la más brillante pero sí cumple lo suficiente para que no se convierta en un verdadero tedio.  Sinceramente «Cocaine Bear», logra ser un slasher animal donde cada muerte que se adjudica el oso termina siendo una pasada absoluta de sangre y gore.

«Cocaine Bear» pudo ser mucho mejor de lo que es y podría llenar expectativas como se vendía, pero por razones desconocidas nos entregaron esto y, bueno, no ha quedado más nada que ver este producto final.  Elizabeth Banks demuestra que es una directora versátil.

Veredicto

Inaudito que con un gran estudio detrás, no sean capaz de hacer una obra serie B ni intentándolo.  Al menos entretiene por gran parte de su metraje, haciendo que el filme aunque sea olvidable podamos pasar un rato agradable.

5 / 10

Muchos decían que el slasher estaba muerto (Halloween es buen ejemplo de lo falso que eso es) y es curioso como cada día toma más fuerza.  Scream 6 es sin duda mucho mejor que Scream 5, la cual estaba a nivel de la primera, así que esto es mucho decir.

Hay una escena en particular, en donde una profesora de cine, interpretada por Samara Weaving dice lo siguiente: “un slasher es perfecto para estudiar la coyuntura generacional de la época”, y no hay palabras más ciertas que estas.  El personaje de Melissa Barrera, así como su actuación, son de lo mejor de la película. Tanto por su sencillez y modestia que, sin resultar contenida, representan la superación de la expectativa: Jenna Ortega, entonces, queda relegada a un no menos importante segundo plano, algo que personalmente agradezco porque está en boca de todos últimamente y los méritos de Barrera son, a mi juicio, más sustanciales e infrecuentes. El resto del reparto pasa por ahí, y se echa en falta la talla de secundarios que solía tener la saga.

El guión de Scream 6 viene a cargo de James Vanderbilt y Guy Busick, que logran un trabajo decente, pero no se comparan con Williamson quien escribía las mejores interacciones discursivas de la saga.  Los diálogos pecan de formulaicos y no consiguen generar situaciones muy genuinas, y a pesar de que si saben mantener un desarrollo entre personaje e historia, tampoco es que estamos ante los diálogos afilados de costumbre.

La puesta en escena de algunas de las secuencias más terroríficas de la saga es excelente. No solo la escena del metro, que se ha podido atisbar un poco de ella en el tráiler de la película, sino que tiene una secuencia de “persecución” en interiores que hará las delicias de los fans del género.

Posee secuencias de acción trepidantes y momentos de tensión muy logrados. Nuestro matarife de la cara de fantasma se muestra más letal que nunca y su cuchillo corta la carne como si fuera mantequilla. Pero, y aquí viene lo que me dejó un poco frío, alguna cosa falla en esa maravilla que todos anunciaban. Si uno se replantea las situaciones que está presenciando (algo que no debe hacerse nunca en el cine de terror), la película falla en ser un producto del montón y sin riesgos.  Diálogos metidos con calzador, una trama que se advierte fácilmente y un desenlace que, aunque intenso, me dejó insatisfecho. Quizás por su obviedad, porque desde que cierto personaje hace abre la boca, ya uno sabe que viene.

Pese a ello, nos encontramos con una entrega más que digna. Excelente por momentos, trepidante y llena de buenas intenciones dentro de una saga que no decae.  Scream 6 logra un espacio para sus fanáticos y para los amantes del terror (principalmente del slasher).

Veredicto

Sinceramente, creo que Scream VI, a pesar de estar un poco por debajo de su predecesora, sigue siendo un enorme producto de entretenimiento. Alterando esos momentos de puro terror y tensión constante con esos otros instantes mucho más distendidos y que están plagados de un humor negro muy metacinematográfico tan marca de la casa.

6 / 10