En 1961, Robert Wise estrenó un musical llamado “West Side Story”, que narraba la historia de dos bandas callejeras que luchaban por el territorio de un barrio.  Uno de estos pandilleros tiene una hermana llamada Maria, que se enamora de un joven de la banda enemiga.  A estas alturas es todo un clásico absoluto del cine, por eso nos preguntamos: ¿Vale la pena haber hecho un remake de una obra que todavía a día de hoy sigue intacta?  ¿Es posible hacer una nueva versión con una nueva visión pero que mantenga todas las luces del clásico?

Hay dos respuestas y las dos son un rotundo “si”.

La maestría de Steven Spielberg se ratifica en una nueva versión de (en español) “Amor sin Barreras” y que por momentos supera a la original en todos los aspectos posibles que se les pueda ocurrir.  Fotografía, dirección, puesta en escena, guión, e incluso hasta en actuación.  Obviamente Spielberg no hizo como Haneke, que hizo un remake de su propia película y lo único que cambió fue el póster y los actores.  Aquí Spielberg se esmera y cambia para bien y modifica para mejor.

Las coreografías del inicio de Amor sin barreras (1961) eran perfectas. Spielberg decide ser mucho más cinematográfico y que todo fluya de manera más realista, aun siendo un musical. Prefiere dejar los momentos coreográficos para más adelante. Sabe que la teatralidad ya no es aceptable. El punto es que todo en el director está pensado al dedillo. Su cámara siempre se mueve con un ritmo y montaje.  Steven Spielberg es CINE en mayúscula y no hay duda de ello.

¡Dios mio! Si hasta los exteriores se ven como si fuesen los años cincuenta o sesenta, al igual que el vestuario y hasta la forma de actuar.  Todo exalta a clásico (moderno).

Y como mencionamos, las canciones son todas interesantes y divertidas.  Ninguna aburre, inclusive las lentas y ninguna sobra, agradeciendo el oído musical de David Newman, quien es el encargado de este apartado.  ¿Pero y las actuaciones? Rachel Zegler está impecable como Maria, demostrando que hay nuevos talentos con mucha preparación.  Ansel Elgort también destaca y ni hablar de los últimos 20 minutos donde todo es actuación de primera.

Su cine es uno de los pocos que logra emocionar por la construcción visual, no porque la escena sea para llorar o dramática. Dan ganas de aplaudir cuando termina esa escena.  Esto es cine.

Veredicto

Esto es cine.  Simplemente cine.

8 / 10

Hollywood ha sabido sacarles partido a numerosas historias.  Desde las más rocambolescas como “Bad Education” hasta las más indignantes como es “El Juicio de los 7 de Chicago”.  Por eso cuando la directora Janicza Bravo decide hacer “Zola”, basada en un hilo de la red social Twitter (y uno corto de Reddit) pues las cosas eran claras: o salía totalmente mal o salía totalmente bien.

Para que haya algo de contexto, la película narra cómo una joven de nombre Zola, es engañada por una amiga para ser controlada por un proxeneta.  Como la veracidad de la historia, para muchos es nula, la directora basa su guión a una primera persona ya que todo lo que vamos viendo es desde el punto de vista de Zola y lo que es mejor, muchas veces rompe la cuarta pared para enmarcar uno que otro comentario de la situación dándole más énfasis en ella.

Esto logra que el guión sea genuinamente una maravilla llena de momentos que no sabemos si reír o llorar, y que en pocas escenas podamos tener unos buenos desarrollos de personajes combinados con un buen desarrollo de historia.

Técnicamente tampoco es que se quede atrás.  El tratamiento de la imagen y el color, consiguiendo también esa transición de tonos cálidos a fríos entre escenas, en función de lo que está sucediendo al momento es algo bien manejado.  Porque la fotografía, muy parecida a las películas de los 90 ‘s donde se destacaban las sombras y altas luces en la edición, mostrando el filme más onírico en su forma, pero también la importancia a la hora de tratar las emociones, la fotografía es esencial.  Porque ver a Zola, que la mayor parte del tiempo no está nada cómoda y eso se nota, tanto en su interpretación como en las paletas de colores y encuadres de cámara, es algo que debe ser OBVIO.

En lo narrativo funciona todo a la perfección en cuanto a manejo del tiempo narrativo, un drama grabado a modo de road-trip, pero permitiéndose licencias del mejor cine de suspense.  Las actuaciones por parte de las protagonistas son impresionantes, principalmente Riley Keough, cómo maneja el slang es para admirar.  Sobre todo, cuando se nos plantea su personaje al principio en el bar y en dos frases y una pausa de cámara, ya sabemos el contexto, y es precisamente eso lo que la hace buena; cuando se ve cómo trabaja con las elipsis y juega con ellas, donde es el espectador es quien rellena el contexto de todo sin darle explicaciones o detalles de sobra.

Zola es una de las mejores películas de este año y una gran sorpresa, que vale la pena disfrutar.

Veredicto

Un viaje por carretera salvaje que es tan divertido como los tweets en los que se basa.  Una película agradable e inquieta que es más interesante si cabe porque está basada en hechos reales.

7 / 10

Ridley Scott vuelve a traernos un filme basado en algún hecho histórico de la vida real, y este año por partida doble.  Hace unos meses con “El Ultimo Duelo” y ahora con “House of Gucci”, la cual narra el asesinato de Maurizio Gucci en 1995 por orden de su ex mujer, Patrizia Reggiani.

El filme se enfoca más que nada en la relación de Maurizio y Patrizia, y los elementos que desencadenaron el fatídico final de aquel empresario, dando dos horas en donde se pierde poco el interés, y que se apoya en cortes rápidos, humor absurdo y una buena edición para mantener la atención del espectador.  En cuanto a su guión también se le concede algunas licencias (ya Tom Ford ha tenido algunas quejas) pero es de agradecer y comprensible, ya que estamos ante una historia que inicia a finales de los años 70 ́s y termina a inicios de los 90 ́s.

El director cuenta esta historia con un tono de sátira, optando por el exceso y la caricatura, recreándose en los aspectos grotescos, retratando a los protagonistas como a tipos despreciables, egocéntricos y, principalmente, torpes.  Por eso una de las mayores fuerzas del filme están en las actuaciones.  Todos, absolutamente TODOS destacan.  Lady Gaga como Patrizia está impresionante con todo su tono italiano, mientras que Adam Driver logra conectar desde la primera escena, imprimiendo un personaje muy humano aunque estamos claros que no explotaron todo su potencial.  Y ni hablar de Al Pacino o Jared Leto, quien este último sorprenderá a muchos.  Gracias a esto, Scott se desenvuelve con maestría y consigue contar una historia lenta, sin aparentemente ritmo pero con estilo.

Muy acertada la fotografía de Dariusz Wolski, que mezcla el brillo con una apariencia de época desvaída para lograr un efecto decadente.  Constantemente se siente estar en un ambiente rico, poderoso y lleno de glamour (como debe ser el mundo de la moda) pero con cierta decadencia como si todo eso fuese anticuado o estuviésemos ante un bello retrato pero sucio.  Fabuloso diseño de vestuario y producción de época.  Totalmente impecable y a quien más le brilla este aspecto es a Lady Gaga y Jared Leto, quienes son los personajes que más aprovechan estos tecnicismos.

Su pecado está en el guión, poco estructurado y momentos de la dirección que Scott nos regala sin sentido.  ¿Cómo Patrizia hace su primer viaje a Nueva York sin que su marido sospeche? ¿La idea del asesinato como llego a la mente de Patrizia y como se desarrollo? ¿Un día dijo que hay que matarlo y sencillamente alguien le busco los asesinos? Scott nos hubiese dado más detalles en responder esas preguntas y no en una escena de un padre y su hijo buscando un vehículo en el parqueo.

En definitiva, “House of Gucci” es una película con una puesta en escena bastante soberbia y con unas actuaciones para enmarcar, pero que peca un poco en su argumento y su desarrollo.

Veredicto

Ridley Scott nos trae un drama criminal bastante entretenido al cual si se le exige puede caerse a pedazos, pero por suerte, el director sabe llevarlo con solvencia para hacer que las más de dos horas que dura sean entretenidas.

7 / 10

Hubo un tiempo en que el spaghetti western estaba saturando el cine.  Solamente en 1965, en Italia, salieron más de 13 películas.  Ahora en la actualidad el género (que supuestamente no se le debería llamar “género” pero para darle más formalidad) de superhéroes va por el mismo camino, y Venom: Let There Be Carnage, es la prueba de ello.

Tom Hardy vuelve al papel del personaje Eddie Brock/Venom, después de una primera parte que ya de por sí fue un milagro el éxito que tuvo, porque estaba llena de CGI desastroso, una trama aburrida, chistes insulsos, diálogos penosos y actuaciones dignas de pasar a un película serie B.

Otra vez nos cuentan lo mismo que en la primera, pero con unos ligeros giros que se ven venir desde que inician los créditos.  Ahora Venom es un personaje gracioso que no para de dar chistes a diestra y siniestra, e imaginense lo fuera de tono que se siente que una bestia de casi siete metros con unos dientes afilados como agujas, se la pase casi los 80 minutos que dura esto haciendo chistes y tratando de sacar la risa fácil.

De actuación ni nos preocupamos.  Michelle Williams vuelve para cobrar el cheque e irse, y más en estos tiempos de pandemia donde el cine se ha visto muy afectado.  Naomi Harris y Stephen Graham quieren tomarse esto con seriedad, y se sienten fuera de tono constantemente.  Mientras que Woody Harrelson sabe que esto no es para tomárselo en serio y anda con un peluquín y haciendo muecas todo el filme.

Parece que los responsables de Venom: Let There Be Carnage creen que lo idóneo era hacer una comedia involuntaria de este personaje, y efectivamente así lo han hecho.  Dicho esto, es indudable que la película es ridícula, con unos personajes poco menos que idiotas, y unos diálogos que pretenden ser hilarantes, pero que causan rubor y vergüenza ajena.  Y entendemos que lo más probable es que buscaban algo que sea disfrutable para la familia (más para los adolescentes) donde el espectador pueda reírse, disfrutar del personaje y emocionarse, pero es que es imposible y más cuando tienen una escena como la de la discoteca que hacen que ya no tengas ganas de seguir viendo la película.

Y eso, que Tom Hardy estaba tan mal de cómo quedó la anterior que en esta oportunidad decidió también ser guionista y mira lo que nos ha terminado dando, una película peor que la primera y eso es mucho.

En conclusión, una secuela que hace buena a la anterior, y un subproducto que debería quedar relegado al olvido.

Veredicto

Por suerte es corta.  Solo tiene 80 minutos.  Al menos Naomi Harris y Michelle Williams intentan hacer algo y por eso se ha llevado su dos.

2 / 10

Después de “Juego de Tronos”, todas las plataformas de streaming han estado buscando su serie estrella.  HBO lo intentó con “Westworld”, Netflix con  “The Witcher” y ahora Apple con “Foundation”.

La serie está basada en la famosa saga de libros del famoso escritor de ciencia ficción Issac Asimov, la cual trata sobre cómo el doctor Hari Seldon predice la caída del imperio galáctico, por lo que decide junto a otras personas viajar por los confines de la galaxia para establecer La Fundación, para así mantener el futuro de la civilización, pero los Cleons (emperadores clones que están en el poder) temen que esto pueda ser que elimine su gobierno por lo que ellos buscaran la forma de evitar la creación de esto.

Si bien es cierto que los guionistas se toman ciertas licencias creativas a la hora de adaptar algún material a la pantalla, uno no esperaría encontrar un despropósito argumentativo tan exagerado y más cuando se tiene material de sobra para guiarse (a diferencia de como sucedió con “Juego de Tronos” la cual aún no han salido los dos últimos libros).  El guión acelerado no se preocupa en desarrollar la historia.  Mientras que el primer episodio es un excelente inicio de todo lo que nos espera, a partir del segundo nos preguntamos qué estaban pensando los guionistas de Apple que dan un salto argumental sin necesidad, dejando a un lado los desarrollos de personajes e historia.

Asi como inicia el personaje de Lou Llobell en el primer capitulo, asi mismo termina, dejando bien claro que el desarrollo de personajes no existe, al menos con la mayoria.

Y es cierto que Apple se gastó el dinero en postproducción, porque «Foundation» nos deja un espectáculo visual y sonoro digno de elogios.  Efectos especiales buenos, fotografía impecable, una banda sonora digna del mejor sci fi, pero al final no tenemos una historia ni una visión scifi del todo, entonces se convierte en un desaprovechamiento. 

Porque todo se torna a una especie de idea que surge de un personaje y nos pasamos diez capítulos dando vueltas en base a la idea pero sin concretar nada, y ojo, no porque los protagonista no digan lo que viene.

A esto le debemos sumar uno de los pecados que el amante de la ciencia ficción NO quiere ver en una obra que supone viajes espaciales, política intergaláctica y personajes de otros planetas: las relaciones románticas.  Precisamente los capítulos que vienen después del primero, hacen alarde de un exceso de relaciones románticas que absolutamente importan muy poco, porque seamos honestos, este tipo de historias solo la verán los fans de la ciencia ficción.  Es más fácil que el público se trague una historia medieval a que se trague una historia futurista.

Al final “Foundation” es una serie bastante mal desaprovechada que puede (si le hacen otra temporada) dar para mucho.  Nos gustaría, porque es bastante interesante, pero de no ser así, no nos queda de otra que agradecer una de las pocas cosas interesantes que tiene: un hermoso paisaje futurista.

Veredicto

Un gran elenco y un despliegue visual prometedor, sostienen una serie que obliga al espectador a un largo desarrollo, haciendo que nos preguntemos si vale la pena seguir esperando a ver cómo se salva o si dejamos esto en manos de otros.

5 / 10

Cuando Zach Baylin se junto con las hermanas Williams, nunca tuvieron ninguna duda de que la historia que querían contar era la de su padre, King Richard Williams, quien es una pieza fundamental para la historia de éxito que está detrás de ellas.

Quedamos totalmente contentos con la dirección de Reinaldo Marcus Green y el guión de Baylin, porque el director se evitó en los 138 minutos de duración todas las escenas cursis y melodramáticas de novela para hacer un drama como es debido y el guionista se tomó en serio lo que es hacer un biopic y sabe cómo enfocarlo.  El filme es cautivador y aunque no se arriesga sabe donde y cuando exprimir cada momento.  No tenemos escenas largas y melodramáticas que buscan las lágrimas fáciles, sino que tenemos algunas escenas emotivas bien logradas y bastante impactantes.

A todo esto le ayuda mucho la impresionante actuación de Will Smith, quien sabe darle al personaje el gris necesario para que no lo veamos como un ser perfecto.  Richard tiene sus cosas buenas, pero también tienen sus defectos y esto es plasmado con mucha maestría haciendo al personaje totalmente humano.  Pero si pensamos que Will Smith destaca y sin duda creemos que al menos una nominación a los premios de la Academia conseguirá, no podemos dejar de hablar de Jon Bernthal como Rick Macci.  Que actorazo.  Entra casi al final del segundo acto y todas sus escenas son una maravilla.

Claro, tampoco es que estamos ante la ganadora indiscutible de lo mejor del 2021.  Como mencionamos, es bastante correcta y el director no se arriesga.  El montaje no tiene ninguna maravilla, la música de Kris Bowers no tiene nada de especial y tampoco hay variedad de planos a destacar.  Tal vez lo más arriesgado a nivel técnico, sea la fotografía de Robert Elswit, donde los tonos toman unos ligeros tonos opacos que le dan más fuerza al montaje que busca parecer de los 90´s.

En fin, “King Richar” es una historia potente que funciona a la perfección y que sabe usar sus cartas: las actuaciones y el guión.  Las explota al máximo logrando una película buena que ayuda a conocer mejor a las tenistas Serena y Venus Williams, y a su padre, King Richard.

Veredicto

King Richard funciona perfectamente como un biopic dramatico que cumple su cometido.  Si tiene defectos, pero no dañan para nada la experiencia de haber visto una buena pelicula dramatica.

7 / 10

Desde hace mucho sabemos que Hollywood no llega a una adaptación interesante de los animes y ni hablar de los videojuegos.  Cowboy Bebop no es la excepción.

El anime de Cowboy Bebop (1998) es un análisis de personajes.  Muestra a 3 individuos amarrados a su pasado, como ellos luchan constantemente contra eso para poder mantener un mejor presente, pero no pueden.  Incluso, podemos ver cómo todo se desarrolla en un futuro super lejano y que aun así las calles, las casas, el ambiente, es como si fuese del pasado.  La serie constantemente juega con ello.  Todo esto lleno de referencias a la cultura pop y utilizando el lenguaje cinematográfico a rajatabla.

A estas alturas se esperaba lo peor, y los trailers, teasers e imágenes que salían no ayudaban a uno pensar lo contrario.  Además de que Netflix sacó con mucho orgullo la versión live action de Death Note que causa grima.

Sin embargo, la serie tampoco es que sea el desastre que se esperaba.  Ojo, que no estamos diciendo que es buena, porque está bastante lejos de serla, pero si es lo suficientemente entretenida y busca un deseo de fidelidad y guiños a los fans, que hace que el viaje sea pasable.

Los creadores han creído que los fans quieren ver una visión totalmente fiel de un anime de forma visual, olvidando que en el caso de la serie Watanabe, lo importante era el desarrollo y no lo lindo de sus peleas o los dibujos.  Lamentablemente Spike, Jet, Faye e incluso Vicious, constantemente nos están diciendo que piensan, que sienten o que quieren, que olvidan uno de los puntos claves del cine, que es “muestra pero no lo digas”.  Claro, volvemos a repetir que esto no es una adaptación al uso, sino una reimaginación de lo que ya vimos en 1998.

Toma las mismas tramas, pero las cambian totalmente, y es obvio ya que no tiene nada de sentido querer adaptar un anime que ya hemos visto, además que el formato es distinto.

Entonces ahí está su verdadero defecto: en su guión.  Olvida el desarrollo, olvida dar una muy buena historia y olvida desarrollar la misma historia que cuenta.  Spike es es Spike, pero toda aquella red de desarrollo sobre su pasado y como este le afecta aún en el presente, es cambiado por una historia de amor y venganza simple.  Incluso Vicious, deja de ser un villano psicópata medido, para ser un psicópata al mejor estilo de las películas de los 80 ́s.  Y ni hablar de la puesta en escena, donde en muchas escenas parece que estamos en un escenario de carton y no en un mundo futurista.

Tiene un buen ritmo, cuenta con la banda sonora de Yoko Kanno quien hizo la banda sonora original, a base de jazz y cuenta con actuaciones bastante correctas por parte de los actores.

Entonces, ¿vale la pena Cowboy Bebop de Netflix? Como un escape para ver un Domingo que no haya absolutamente nada, y si no esperas absolutamente nada de esta serie, pues si, puedes verla.  Sin embargo si esperas encontrar una adaptación con el desarrollo que caracteriza la obra original, pues olvidalo, que esto no es para ti.

Veredicto

Netflix logra hacer una recreación de un clásico del anime un poco torpe.  Si bien los actores se las ingenian para hacer buenas cosas, y la música ayuda a mantener ese espíritu que la original desprende, su guión es un total desastre y su puesta en escena es casi de vergüenza ajena.

4 / 10

Julia Ducournau debutó en el 2016 con la película “Raw”, la cual fue una sorpresa para todos.  Ahora en el 2021 la directora se abre camino y con mucha fuerza estrenando “Titane”, una película que no deja indiferente a nadie.

Y para nosotros hay algo extraño en este filme, porque nos recuerda a ese cine de Cronenberg en los 90´s.  Un cine transgresor, pero que a día de hoy es obsoleto, por lo que nos quedamos muchas veces con la duda de si se estaba haciendo adrede, o si realmente “Titane” está siendo demasiado sobrevalorada.

Alexia es una joven que sufrió un accidente en su niñez y esto le llevó a odiar a su padre y mantener una ira constante.  Cuando es buscada por la policía por unos delitos, decide presentarse hacia una familia que anda buscando a su hijo desaparecido hace varios años, haciéndose pasar por este.

Una de las mayores bazas de la dirección de Ducournau es que aparte de no sobrecargar al espectador con información, hace de la sutilidad la clave de la narración. Inútil de subrayar, de hacer que los actores recitan líneas para aquello que ya se ve, Ducournau se posiciona contra el guión literario como anti cinematográfico y pone a la imagen como principal conductora.  Gracias por esto.  Un plano nos da la información necesaria y no necesitamos personajes que nos la estén diciendo.  Aunque existen momentos en que la directora nos abandona a nuestra suerte, de forma consciente para que podamos sentir lo que siente su personaje principal.  Confusión y busca respuestas rápidas, donde es difícil encontrarlas.

Visualmente tiene momentos en los que nos debatiremos si mirar o apartar la mirada, pero al final ese espectáculo, entendemos que debe ir en alguna dirección; «Titane» no sabes donde quiere llevarte en ningún momento, y esto, si no es algo que la directora haya planificado.

Sobre el peso del film en cuanto a actuación nada que objetar, tanto el personaje de Alexia como el que interpreta Dominique Frot no hay pegas. Ambos juguetes rotos son hipnóticos y aguantan toda la trama absurda, extraña y bizarra.

Al final, el filme es cine hecho y derecho que a pesar de andar perdido, no se siente que hayas perdido el tiempo.  Flojea la dirección por momentos, principalmente en su tercer acto pero es lo suficientemente poderosa para mantenernos atrapados en su mundo.

Veredicto

Titane es un extraño viaje hacia una locura bizarra pero hipnótica.  Bien estructurada, bien cuidada y muy limpia, a pesar de contar momentos sucios y llenos de gore, y que en el fondo de su interpretación funciona aunque tenga sus fallas.

Cada director tiene su propio estilo, unos más notables que otros.  Quentin Tarantino, M. Night Shyamalan o James Wan, que tienen un estilo propio y bastante identificable.  El director texano Wes Anderson no se queda atrás, y con “La Crónica Francesa” lo ha demostrado.

Su estética es inconfundible; planos perfectamente simétricos y medidos al milímetro, paleta de colores predominantes pero suaves, y personajes extravagantes y únicos.

Sin embargo, a pesar de todo esto, esta es la película más distinta del director.  La estructura del filme motiva a una narración fragmentada, en la que el enorme elenco no coincide nunca con los demás, por cuestiones de espacio-tiempo.  Porque el hilo se desarrolla a la manera de un periodico, donde cada parte está dividida en diferentes secciones explicada por sus reporteros.

Por eso decir de que trata en realidad “La Crónica Francesa” es bastante difícil, porque si bien lo que hemos escrito puede ser un resumen, no es ni de lo que trata el filme, algo que para bien o para mal, es bastante pesado de digerir, tanto por la cantidad de información que se nos presenta como por la cantidad de personajes que desfilan en pantalla.  Tilda Swinton, Bill Murray, Benicio del Toro, Adrien Brody, Owen Wilson, Jeffrey Wright, Elisabeth Moss, Willem Dafoe, Edward Norton, Bob Balaban, Léa Seydoux, Frances McDormand, Timothée Chalamet y la lista de actores sigue y sigue.

Pero ojo, no es que estemos ante una película mala.  Al contrario, son pocas las cosas que se le puede reclamar o en su defecto, son tan diminutas que no dañan la experiencia.  Sin duda, es la película más teatral de todas las realizadas hasta ahora y, al mismo tiempo, la más pictórica. Nos encanta como esos grupos de personajes uniformados aparecen colocados como si esperase ser retratados u observados con detenimiento.  Dan ganas de parar la secuencia y ponerse a mirar con atención. 

Nos gusta el cine de Wes Anderson por los temas que trata. Tiene una mirada atenta para la amistad y la familia, la camaradería, el amor o el odio, temas que aborda de manera inocente, casi ingenua, pero que carga de profundidad.  Sus filmes están llenos de sentimiento y humanidad, siendo casi infantil el tratamiento que hace de la vida de los personajes. La muerte, tan presente en su filmografía, aparece, sin el peso abrumador que le concede la sociedad hipermoderna actual, que, al no poder hacerse cargo del mismo, prefiere ocultarla. Wes la muestra. Está ahí, de cuerpo presente, acompañándonos como un acontecimiento más de la vida. Algunos personajes entrañables mueren y podemos llorarlos mientras comemos tarta. Eso es muy de agradecer en los tiempos que corren. 

Puede que sí, que no sea especialmente la mejor y que cueste aguantar su metraje. Pero, qué más da. Su cine es tan hermoso, tan vital y está tan en contra, a nuestro juicio, que merece ser alabado.

Veredicto

La idea no es otra que pintar desde fuera lo que hay dentro. Y en este juego de paisajes que emocionan, de geometrías apasionadas, lo importante es lo que se ve, la forma, lo superficial.

8 / 10

Con Netflix nunca se sabe cuando se trata de adaptaciones.  Puede ser que nos entreguen algo Umbrella Academy o pueden entregarnos algo soso como Enola Holmes.

Sweet Tooth, o como está en español “El Niño Siervo”, es una adaptación de un cómic de DC Vertigo, que narra un mundo después de un cataclismo, donde unos niños empezaron a nacer mitad humanos y mitad animales.  Gus, un niño mitad ciervo y humano, se une a un solitario cazador que anda en búsqueda de respuestas.

Sinceramente teníamos dudas de ver esto, a pesar de que el trailer nos gusto y las críticas cosechadas eran positivas, pero el poco tiempo que tenemos y el miedo a perder tiempo, nos mantuvieron un poco alejados…hasta ahora, y agradecimos estamos.

La aventura y sus personajes emocionan y están tan bien desarrollados que se vuelven entrañables desde sus primeros minutos.  Pero lo interesante es que a pesar de todo eso, la serie mantiene la crueldad necesaria para sentir que los personajes viven en extrema amenaza, como este mundo brinda.

Y es que cuesta encontrar esperanza y positividad en producciones de esta índole, siendo la que nos ocupa un relato cargado de buenas intenciones y optimismo, en lo que es una sabia combinación de cuento con moraleja y fantasía postapocalíptica que invita a la reflexión. También es un acierto que la serie se aleje de la moda de episodios de una hora (maldita moda…), durando algunos menos de cuarenta minutos (una delicia) y presentando ocho capítulos que dan lo justo y necesario, dejando con ganas de más, como debe ser.

Sweet Tooth

Sin embargo, no todo funciona en Sweet Tooth, debido a una subtrama (la del médico) que no acaba de cuajar del todo. Nada que reprochar a la aventura principal, siendo pura magia y entretenimiento del que ya no se hace (hay cierto encanto del cine de los 80 y los 90), o a la historia de la cuidadora del Zoo (atención a la estupenda presentación del personaje), pero la del médico y su esposa no acaba de funcionar. Quizás el problema sea que los personajes no transmiten, o que estas partes parezcan de otra serie que poco o nada tiene que ver con la premisa principal (por mucho que aborde el tema del virus de primera mano), perdiéndose el interés cuando los grandes protagonistas no hacen acto de presencia. Obviamente, todo tiene un sentido y todas las piezas acaban encajando, pero esa trama no engancha ni está a la altura de las otras dos. No obstante, tampoco es nada demasiado relevante ni que empañe el conjunto final, pero sí impide que la propuesta acabe siendo todavía más redonda.

Y bueno, qué decir de los maravillosos personajes, empezando por Gus (el niño ciervo), siendo un protagonista entrañable y al que se le coge cariño desde el minuto uno, en especial gracias a la asombrosa actuación de un Christian Convery en estado de gracia, siendo el corazón de la historia. Le auguro un gran futuro, y espero que Hollywood no lo desaproveche como a tantas otras prometedoras estrellas. Y hablando de sorpresas, Nonso Anozie (Juego de Tronos) está impecable como Tommy Jeepers totalmente entregado a su papel y siendo el contrapunto perfecto de la inocencia del personaje principal, cumpliendo el rol de compañero de aventuras rudo, incorregible y, finalmente, bonachón. Y hay una tercera en discordia, ya que Stefania LaVie Owen también encandila con su Oso.

Sweet Tooth

Técnicamente la serie cumple con creces, con una ambientación y fotografía fabulosas, notándose el cariño que le han dedicado sus responsables a la producción, aunque los efectos especiales pequen en ciertos momentos de rudimentarios. Destacar también la estupenda banda sonora, otorgando todavía más epicidad al conjunto, siendo una partitura que casa a la perfección con las intenciones del relato y que conmueve.

En conclusión, Sweet Tooth es una serie más que notable y recomendable, siendo una interesante fábula con mensaje (el virus o la crueldad del ser humano), que emociona y deja con ganas de más, gracias a unos personajes que se quedan grabados, un reparto a la altura de los papeles que les ha tocado interpretar, una historia que engancha.

Veredicto

Emocional y geográficamente, es una serie con un verdadero alcance épico y se gana las risas y las lágrimas ocasionales que saca del espectador gracias a una dulzura real e incuestionable.