Cuando se habla de Noah Baumbach, se habla de un director sosegado.  Su filme “Historia de un Matrimonio”, me pareció de lo mejor del 2019 en todo el sentido de la palabra.  Ahora con “White Noise”, pues vuelve a repetir como una de las mejores obras del año 2022, aunque por el momento no sabe qué rumbo tomar.

Un accidente industrial causa un incidente medioambiental que hace que una familia que vivía en un buen barrio, deba dejar todo atrás e irse para salvarse, pero en el camino las seguridades que le rodeaban ya se tornan secundarias.  Este es el argumento donde Adam Driver y Greta Gerwig, toman rienda suelta, donde el primero derrocha un carisma impresionante mientras que Gerwig por momentos quiere dar más de lo que el guión y el director le permiten.

El guión se utiliza como radiografía de una sociedad elitista donde lo más importante es nada y como no saber nada es la respuesta a todas las preguntas (increible la escena donde los hijos le preguntan cómo sabe que todo está bien y el solo responde en base a lo que él siente y no lo que en realidad es, tomando esa visión como si fuera la de todos).  No se esmera en desarrollar personajes porque no los necesita, y aun así trata de hacerlo para no dejar al espectador en el aire.  Su historia se desarrolla constantemente y de paso la cuestiona, como la escena donde se compara a Hitler con Elvis, en base a mitos y leyendas, nada concreto.

La puesta en escena es correcta pero se tropieza.  En momentos tan extraños donde toca el terror elaborado, o el suspenso con temática de caos, para pasar de golpe y bruscamente al humor slapstick, o al drama crítico.  Sin embargo a pesar de todo esto, el director ha entendido que “White Noise”, que más allá de lo coyuntural, lo que funciona en la novela de Don DeLillo (el filme está basado en una novela), es efectivamente, el miedo a la muerte, y lo plasma de la mejor forma y con la madurez posible para que el espectador no lo olvide en ningún momento.

No cabe duda que estamos ante la obra más madura de Baumbach, donde mide hasta el timing del filme, convirtiendo escenas domésticas en una versión madura de una sitcom.  Lo mismo en las escenas dentro del vehiculo donde desborda todo el humor negro y absurdo para envolverlo con varias criticas sociales sin tapujos.

La película crece en esos momentos en los que se ríe del cine de catástrofes, de cómo Hollywood ha condicionado a la clase media americana en el miedo y en la gestión de una catástrofe. También en las escenas del supermercado, donde el temor a la muerte se combate comprando.  “Temanle a la multitud” dice el personaje de Adam Driver en uno de los discursos más estrambóticos del filme, pero todas estas alabanzas, quedan disipadas de mala manera cuando el director hace el cambio de género y tono o cuando el director deja pasar las oportunidades de Greta Gerwig, y así otros motivos que empañan un poco la experiencia.

“White Noise” es un buen filme, de hecho, es uno de los mejores de este año, pero que entre tantas capas se siente un tanto perdida.