La factoría Marvel no tiene planes de rendirse y este filme que abre la tan mencionada “Fase 5” (a pesar de que de antesala “Loki” y (tal vez) “Doctor Strange and the Madness of the Multiverse” sean quienes empujen un poco a esto), lo deja en evidencia.  “Ant Man and the Wasp: Quantumania” no solo tiene un nombre bastante ridículo sino que se han preocupado tanto de ir hacia delante y ser mas grandes de lo que son, que no ha habido tiempo de detenerse a reflexionar.

En este párrafo resumiré todo lo que pueda del filme, para quien solo quiera saber si vale la pena ir a cines o esperar a que llegue a sus plataformas para verla.  De entrada el filme es entretenido y visualmente llamativo.  Hay (otro) mundo nuevo que ver, aunque no se indaga en ello.  Su villano tiene gancho y promete bastante, mientras que los protagonistas son carismáticos.  ¿Verla en cines? Fácilmente puedes esperar a verla en streaming.

Ahora bien, quitando todas las capas de las que Marvel nos está acostumbrado a incluir, el filme carece de tantas cosas y falla en muchas otras que es difícil imaginarse otra vez esperando otro mega evento.

En la sala, al final, alguien me dijo “tal vez no estamos haciendo viejos y esperamos que las películas sean más maduras” y es gracioso porque me dejó pensando que “Black Panther: Wakanda Forever” es bastante madura y aún así falla por igual.  Lo mismo con “Moon Knight” pero esta otra también falla.  Y es que Marvel ha apostado más por incluir cameos de personajes nuevos a los que más adelante les sacará provecho, como incluir situaciones gigantescas a las que, más adelante le sacarán provecho, como también incluir villanos poderosos que no terminan de desaparecer, porque más adelante le sacaran provecho.  No se si me doy a entender pero es que estamos viendo constantemente un tráiler largo de lo que viene más adelante.

Los desarrollo en Ant Man and the Wasp: Quantumania son nulos, a pesar de que Jonathan Majors hace un espectacular trabajo como Kang El Conquistador, pero es que a pesar de todo, se siente totalmente vacío y fuera desdibujado.  Aunque en honor a la verdad, es interesante como el villano corrobora parte de la historia contada por otra versión de el en Loki, pero con cambios, dejando al espectador si lo que dice es real o no.

Ya a estas alturas no vale la pena indagar y preguntarse cosas.  Si bien nunca se van a obtener respuestas de porque Nick Fury nunca llamó a Capitana Marvel ante las amenazas que ocurrieron, o porque Scarlet Witch no destruyó a Thanos al verlo en Endgame, pues asumimos que no se obtendrán respuestas del porqué Scott Lang nunca se encontró con Kang en todo el tiempo que estuvo en el Reino Cuántico después del chasquido, y asi nos pasamos el filme completo; viendo sucesos tras sucesos para completar un rompecabezas que ya sabes como termina.

Más allá de la falta de desarrollo en el guión, de la exageración del CGI y de ser otro filme que tiene en planes ser el escalón para algo más, Ant Man and the Wasp: Quantumania es una decepción que solo el carisma del actor Paul Rudd y Jonathan Majors hace que esto sea menos tedioso.

Veredicto

No hay duda alguna que Marvel está mostrando desgaste y esto puede afectarles a corto plazo, mientras sigan entregando películas dispuestas a ser más grandes que las anteriores pero solo la muestra de lo que viene, y olvidarse de desarrollar algo.

5 / 10

Es evidente que esta película (Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody) está hecha para los fans de la cantante, porque a diferencia de otros biopics (como “Blonde”), esta trata de darle más peso a sus mejores momentos y no se enfoca (y a veces ni los toca) en los momentos más oscuros de la artista.

La directora Kasi Lemmons y el guionista Anthony McCarten tratan de hacer un recorrido agradable por la vida de la artista, para su recuerdo para los fans y la historia.  Con una protagonista carismática como es Naomi Ackie y con un Stanley Tucci que borda con creces.  Naomi Ackie interpreta a la cantante, y a pesar de tener una buena voz, está doblada por la difunta Whitney sincronizando perfectamente con los labios las letras. También hicieron lo mismo con Rami Malek en Bohemian Rhapsody.

Para ser un filme musical, es inaudito que los momentos musicales tengan una montura algo desastrosas, como por ejemplo en la escena del video (que da introducción al título) “Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody” están tiradas caóticamente: movimientos de cámara innecesarios; estilo de rodaje que a ratos quiere simular el de cámara en mano y luego se olvida; microzooms, cortes de plano continuos que te impiden disfrutar de los rostros de los actores demasiado tiempo; etc.

En cuanto a los demás personajes son apenas una caricatura. Los hay que desaparecen durante 1 hora de metraje y reaparecen en una situación personal, laboral o familiar totalmente distinta de la anterior sin que te cuenten qué ha pasado de mientras.  Y esto es paradójico, teniendo en cuenta que la película dura dos horas y media y pudo darse la tarea de desarrollarlos a todos.

Como punto aparte, Anthony McCarten dijo en una entrevista que la historia la creó para una “mini serie” ya que había mucho material y una película es quedarse cortos, y se nota, porque la edición y la puesta en escena brillan poco por su ausencia.

En definitiva “Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody” es una película decente de la cantante Whitney Houston que para quienes son fans, la disfrutarán muchísimo.  Sin embargo para el que no lo sea y quiera conocer algo de la artista, esto no será más allá de un artículo de Wikipedia.

Veredicto

Una película superficial de la historia de Houston, con una buena banda sonora y actores comprometidos.

5 / 10

El mundo ama los comebacks, y más cuando tienen una historia de superación como es el caso de Brendan Fraser, al cual le cae como anillo al dedo la historia que se cuenta en “The Whale”.

El director Darren Aronofsky no es un Lars Von Trier que causa malestar en sus personajes y en el espectador, ni tampoco un Christopher Nolan que busca engañar con ilusiones.  Aronofsky es más bien un director que su riesgo, su pomposidad suele ser, por lo que sus detractores le terminan siempre atacando, ser una película compuesta al detalle.  En ‘The Whale’, Fraser da vida a Charlie, un solitario profesor de escritura que pesa más de 250 kilos y cuyos excesos bulímicos le sitúan al borde de la muerte.  Traumatizado por una trágica pérdida e intuyendo el final de sus días, Charlie intenta restablecer el vínculo con su hija de 17 años, Ellie, lo cual no será fácil.

La trama transcurre enteramente en el interior del apartamento de Charlie y permite a Aronofsky reincidir en su interés por el trabajo con espacios y situaciones claustrofóbicas, algo que traslucía en films como ‘Réquiem por un sueño’ o ‘The Mother’, aunque cabe decir que en esta ocasión el director neoyorquino se desmarca de la experimentación formal para abrazar una puesta en escena más clásica.  Y si bien en el apartado estético su interés es de aspecto más dramaturgo, en las actuaciones no se queda atrás.  Al igual que ocurría en una de sus películas anteriores, «El luchador», Aronofsky nos muestra unos personajes obsesivos, adictivos o que lidian con su físico y los problemas de sus caóticas vidas, todo ello para intentar llevar una existencia normal.  Su estrategia es unir el destino del personaje con el del actor.  Si Mickey Rourke en “El Luchador” acaba por coincidir su personaje derrotado con su vida, o Jennifer Lawrence en “Mother” entraba en la agonía de los excesos (en ese caso la prensa, sus tantas películas en poco tiempo y otras cosas), aqui une a Brendan Fraser con el personaje.

El director de “The Whale” exprime a Fraser en lo que tal vez sea el papel de su vida, con una actuación que levanta por todo lo alto la película y funciona en su regreso, pero que lamentablemente se ve empañada por un guión y una dirección muy cuestionable.  Y es que “The Whale” acentúa de forma exagerada y mal compuesta la fatalidad del personaje, invitando a los demás a tratar con menosprecio; incluso aquellos que le aprecian caen en la desconsideración guiados por el auto-odio que el protagonista acarrea a sus espaldas.  Algo que en “The Joker” vimos con claridad, donde el director buscaba la compasión del público con escenas melosas.

Más allá de su ruidoso despliegue dramático y las ya habituales parábolas del director, ‘The Whale’ llama la atención por el trabajo de Brendan Fraser, que por un guión y una dirección empeñada en ser indulgente, en vez de ser una observación mesurada y pausada.

Veredicto

Aunque tiene un protagonista cautivador, acaba convirtiéndose en algo tan sincero como bobo.  En su mayor parte, simplemente, no es tan buena como la interpretación de Brendan Fraser.

6 / 10

Ya se ha convertido en casi una tradición que en epocas navideñas esperemos aquella pelicula de humor negro y ultra violencia que busca colarse para los amantes de la navidad y el gore, como es en este caso Violent Night.

La premisa es simple: un grupo de mercenarios irrumpen en una casa de una familia adinerada en plena Nochebuena, tomando de rehenes a todos los que están dentro de ella.  Sin embargo con lo que no contaban era que el niño del hogar, le pida a Santa Claus como deseo que los ayude.  Y hasta ahí el asunto es interesante y de hecho, tiene todos los elementos para ser una comedia negra de lo más salvaje, sin embargo da la sensación de que el guionista y el director tenían constantes diferencias ya que el tono de la misma sube y baja.  Por momentos es violenta a mas no poder y usando el humor negro como escudo, pero luego se torna un drama forzado.

Es decir que en sus momentos de acción cumple lo suficiente y de hecho, es bastante interesante, pero cuando quiere abrazar la faceta navideña se convierte en otra película del uso y mal empleada.  A diferencia de otros medios como Hawkeye que el elemento navideño es solo un recurso para hacer avanzar la trama, aquí en cambio la estanca, y encima se burla sin ningún tipo de pudor de clásicos como “Die Hard” o “Home Alone”.

Entre lo mejor del filme está un David Harbour (Stranger Things) que como siempre, es muy carismático y cae bien, ya que el villano de John Leguizamo es casi una caricatura andante con una falta de desarrollo extremo.

Al final del día Violent Night es un filme que pudo haberse convertido en algo muy bueno pero solo cumple con entretener a medias con muchos momentos que no terminan de entenderse del todo, pero, qué más da porque a los 30 minutos ya se pierde el interés.

Veredicto

Quiere ser mas que una pelicula SerieB pero su direccion y guion no se lo permiten.  Ingeniosa a ratos, pero la mayor parte del tiempo es un cumulo de escenas repitiendose.  David Harbour trata de hacer lo mas que pueda y su accion es divertida, pero pasado 30 minutos ya se pierde el interes de la historia.

4 / 10

Severance narra como Mark Scott (Adam Scott) dirige un equipo en la empresa Lumon Industries, cuyos empleados son sometidos a un procedimiento quirúrgico que separa sus recuerdos entre su ámbito laboral y su vida personal.  Este atrevido experimento se pone en tela de juicio cuando un ex empleado se le aparece fuera de la empresa a decirle que las cosas no son como él cree.

El entorno laboral, más o menos amable, más o menos hostil, nos obliga de forma irremediable a contener nuestro auténtico yo. En un ambiente con sus jerarquías, con sus desequilibrios, resulta imposible ser uno mismo. Es probable que nuestro entorno más cercano se sorprendiera con nuestra versión laboral de la misma manera que nuestros compañeros laborales se podrán sorprender con nuestra vida privada.  La serie de Apple TV va un paso más allá y se plantea qué ocurriría si un implante cerebral permitiera separar esas dos facetas. Durante la jornada de ocho horas dejaríamos a un lado nuestra vida personal, que retomaremos al fichar la salida. Dos vidas completamente separadas, ajenas la una de la otra. El sueño cumplido de toda empresa, que dispondría de una legión de subordinados libre de taras mundanas, y de todo aquél workaholic que incomprensiblemente se lleva el trabajo a casa.

¿Qué individuo sería capaz de someterse a semejante barbarie? Es uno de los muchos interrogantes que plantea la serie, cuyos cuatro protagonistas, aparentemente sin nada en común, tan solo se conocen en el ámbito laboral. Una vez se adentran en el ascensor de la empresa, con una salida escalonada cada cinco minutos, se convierten en absolutos desconocidos y retoman su vida personal.

Producida y dirigida por Ben Stiller, “Severance” es lo opuesto a la comedia. Es un thriller de ciencia ficción de lo más absorbente y enigmático, con un ritmo y una atmósfera muy particulares, rozando por momentos el surrealismo, pero con una voluntad muy clara de reflexión sobre los límites de nuestra propia intimidad.  Una serie que fácilmente puedes tirarte en un solo día buscando respuesta, cómo había logrado las tres temporadas de Dark en su salida con los espectadores.

La serie reproduce a la perfección los esquemas, los roles y las dinámicas de toda organización empresarial. Los protagonistas, sin ir más lejos, pertenecen a un departamento de nombre rimbombante cuya función prácticamente desconocen.  Pero es en el misterio, en la incógnita, donde reside el gran interés de esta apasionante serie.

La premisa narrativa de Severance es muy directa y potente, pero la manera en la que Stiller la pone en marcha va más por el lado de lo enigmático y hasta de lo incomprensible, optando más por la extrañeza del espectador que por su activa participación en desentrañar el misterio. De a poco eso va girando, pero de un modo poco usual.  Aquí el director (de casi todos los capítulos) sabe manejar la información, entregando de a poco las respuestas.

Hablar más allá de lo que el guión ofrece, como en actuaciones, música, y otros, es perder el tiempo.  Aquí nada sobra y nada está mal.  Las actuaciones TODAS son buenas.  Desde John Turturro (Barton Fink) a Patricia Arquette (Medium) y de Christophen Walken (El Francotirador) a Zach Cherry (Succession) pasando por Adam Scott (Big Little Lies) y cualquier otro que se empiece a pasear en pantalla, hasta la música de Theodore Shapiro que es poderosísima y la fotografía fría de Jessica Lee Gagné para demostrar lo frío que es el mundo corporativo.

Severance está repleta de dardos envenenados contra la cultura corporativa, sobre todo aquella que promueve el optimismo como motor existencial, la mitificación de los CEOs o risibles sistemas de incentivos para mantener contento al personal.

Veredicto

La serie es un triunfo por donde se le vea: las actuaciones están al nivel de la angustia existencial que se plantea, el diseño de producción resulta en eficaz herramienta para incrementar nuestra sensación de encierro y el guión nos hace pensar en la cualidad ambivalente del trabajo.  Una verdadera joya.

9 / 10

Mark Mylod es un director y guionista conocido por grabar varios capítulos de “Juego de Tronos” y de “Succession”, y ahora dirige y escribió “The Menu”.

Esto más allá de ser una película sobre la cocina, es una crítica hacia las clases y hacia las influencias (de todo tipo).  Y películas con esa temática han habido varias: “The Triangle of Sadness”, “White Noise” y “The White Lotus”, por poner uno que otro ejemplo.  La cinta está estructurada por fases -al más puro estilo de un menú en un restaurante de alto standing- y su historia se nos va contando a medida que avanzan los distintos platos del servicio -entrantes, primer plato, segundo, etc.-.  Al articular toda la estructura de esta manera la película consigue, no solo ir aumentando la tensión en base a los hechos que van a ir ocurriendo, sino que tengamos la sensación, como espectadores, de estar asistiendo a una “degustación” nosotros también.

Con este recurso, que me parece sumamente original, creo que el director consigue que la película funciona francamente bien gracias a la capacidad para ir cambiando la puesta en escena de los distintos platos y al manejo de un guión que, si bien tiene sus errores en algunos puntos lógicos, si que funciona muy bien a la hora de que la dinámica sea mucho mejor y ayude a que el espectador no se aburra.

Hay que dejar claro, y sin entrar en muchos detalles para no dañar la experiencia a nadie, que es interesante como el director conjuga muy bien los géneros tan dispares haciendo que funcionen todos.  Desde la comedia negra, hasta el drama, pasando por el suspenso y tocando el thriller y en algunos momentos el terror psicológico.  Estamos ante una película que puede hacerte reír mientras que a los siguientes segundos te mantiene preocupado, algo que a pesar de, no es tan fácil de conseguir.


Lo que sí puede ser negativo en The Menu, es que el espectador que intente buscar una coherencia en todo (y explicaciones detalladas) podrá salir decepcionado ya que tanto los personajes como la misma historia, tratan de ser más superficiales dando al espectador la oportunidad de conectar el mismo los puntos.  Algo que tal vez su guión, como se mencionó anteriormente, no pueda llegar a la altura por fallos que contienen en su propia estructura.  Y son cosas que no busco desvelarle a nadie porque la verdad la experiencia debe ser única, pero son algo notables, principalmente en la segunda parte del filme.

En cuanto a las interpretaciones pues pocas cosas negativas se le puede sacar a un cast de profesionales como los que se pasean por este filme.  Destacan un Ralph Fiennes en estado de gracia, Hong Chau quien lamentablemente no le dan más rienda suelta, Anya Taylor-Joy perfecta y un Nicholas Hoult que no dejará al espectador indiferente.  La música con muchos tonos clásicos, como si de una presentación culinaria bastante exclusiva se tratase a cargo de Colin Stetson, y la fotografía de Peter Deming donde se juega mucho con los momentos oscuros.

Veredicto

Sinceramente, quizá no sea la película con el guión más perfecto del mundo. Ni con la mejor recreación de comportamientos humanos lógicos. Pero, a pesar de ese hándicap, consigue ser una película muy entretenida que funciona francamente bien en todo lo que intenta.

7 / 10

Las películas basadas en videojuegos cada día están mejorando.  “Mortal Kombat” a pesar de sus defectos no está nada mal, “The Witcher” es una muy entretenida serie con buen apartado técnico.  “The Last of Us” , basada en el famoso videojuego de Naughty Dog para la consola Playstation, es la serie insignia para este año por parte de HBO.


La historia hace homenaje al videojuego constantemente, para los más puristas, y tal vez sea aquí donde se pierda porque a pesar de ser la misma historia son medios distintos para presentarlos.  Pero déjame darles un contexto para que tengan una idea:  Era el 2013 y un guionista de videojuegos llamado Bruce Straley crearon “The Last of Us”, el cual fue una idea compartida en conjunto de otro guionista que estaba en su equipo llamado Neil Druckmann.  Este videojuego fue tan exitoso que Druckmann fue ascendido a “co-guionista”, por lo que para una segunda parte que se hizo esperar hasta ocho años, pero, ¿por qué tanto tiempo?

La dupla de Bruce y Neil era excelente, ya que Neil era un caos pero creativo, y Bruce sabía controlarlo para darle estructura y sentido, darle narrativa estructurada, arcos a los personajes, argumento definido y desarrollo a todo.  Algo para que te quedes enganchado.  Pero tanto había escalado Neil y su ego subió tanto que se vendió como si fuese el único creador de la misma y la segunda parte dejó a todos fríos, porque unos decían que era una obra maestra y otros que no, entonces la respuesta corta es esta: los guionistas chocaron bastante, principalmente por culpa de Neil, al punto de que Bruce abandonó la empresa a mediados del 2019.


Volviendo al cine, HBO ha decidido comprar los derechos y contar con Neil para que sea guionista junto a Craig Mazin, quien es el showrunner, director de algunos capítulos y creador de “Chernobyl”, la miniserie excelencia del 2019.  ¿Qué sucede? Tenemos un mismo caso que en los videojuegos, donde se siente que gracias a Craig Mazin tenemos una historia coherente y que podemos seguir, pero por alguna razón se introducen elementos que cualquier jugador se dará cuenta que son parte de videojuegos y que no cuadran en lo que nos están contando.  Y ahí es donde reside uno de los problemas más marcados de la serie, o tal vez, para ser honestos y en honor a la verdad, el único problema.

Porque son pocos los dramas de ciencia ficción que cuenten con este calibre de actuaciones para mantener los nueve capítulos, casi en su totalidad, cargados solo por ellos.  Bella Ramsey como Ellie es una de las mejores actuaciones de series actuales.  Mientras que Joel, interpretado por un Pedro Pascal que sobresale y cumple con creces, ayuda a cargar la serie en sus hombros.

El excelente (y paranoico) primer episodio dirigido por el propio Mazin (casi un largometraje en sí mismo con una duración de 81 minutos) tiene un prólogo ambientado en 1968 en el que unos científicos advierten sobre los efectos devastadores que un virus podría tener en la humanidad. Y esa hecatombe se desata en 2003, cuando un hongo parásito llamado Cordyceps se propaga entre los humanos, convirtiendo a muchas personas en una suerte de zombies ya sin cerebro pero con ansias de devorar todo.

No conviene adelantar demasiado de una historia que tiene unas cuantas subtramas, saltos temporales y geográficos, y derivaciones dentro de diversos géneros, logrando que que por momentos cierto minimalismo conspire contra la atención del público más adepto a los estímulos constantes, pero volviéndose en un prodigio de serie, donde el despliegue visual y musical (a cargo de Gustavo Santaolalla, al igual que el videojuego) es perfecto.

The Last of Us, cuenta con distintos directores durante todos sus capítulos logrando crear un sin número de emociones distintas en cada uno.  La serie no apuesta, al menos no del todo, a la ambigua complejidad de otras de similar temática como Dark o Severance, pero se caracteriza por su humanidad, sus destellos de nobleza y un carácter épico sostenido en la solidaridad y la conexión que se genera entre un posible padre y una posible hija frente un mundo que los abraza y los expulsa al mismo tiempo.

Veredicto

2023 ya tiene una de las candidatas a mejor serie dramática del año, a pesar de que tiene unos golpes en el guion, pero que esto no aleje a nadie porque las direcciones ayudan bastante a digerir esto.

8 / 10

Hace unos años el director Ali Abbasi, a pesar de tener un debut decepcionante, tuvo un buen año en el 2018 con “Border” (“Grans” en su idioma original) y ahora con “Holy Spider” logra consagrarse.  Ambientada en Irán, en el 2001, sigue a una periodista en Teherán, quien se sumerge en los barrios con peor reputación de la ciudad de Mashhad para investigar a un asesino de mujeres, que asegura purificar la ciudad de los pecados.  Mientras más se adentra en ello, se va dando cuenta que también corre peligro y que las autoridades no están dispuestas en ayudarle.


El filme es un thriller con tonalidades neo noir, que en su primera hora parece beber mucho ese estilo muy característico de David Fincher mientras que la segunda está más enfocada en los procesos judiciales, más que la investigación recordando mucho a la serie “Criminal” donde se conectaba todo en base al cuestionamiento.  Y aunque al final la orientación del director es clara, sus métodos para muchas decisiones que toma son un tanto cuestionables, la cual nos ahorraremos para evitar spoilers.  Por lo que, para comodidad del espectador, la incompetencia de las fuerzas de la ley, retratadas aquí como desastrosas por corrupción o cualquier otro problema, (algo que Under the Banner of Heaven, retratan bastante bien), hace que, después del giro central en la narrativa, retrata las diferentes interpretaciones de lo “justo”, para los habitantes de ese país arabe, dejando en evidencia el machismo que impera en la sociedad de forma cruda cuando muchas personas ven como “héroe” al asesino.

El guión de “Holy Spider” no se va por las ramas, es de agradecer, principalmente en el cambio de los estereotipos de personajes, como es el caso del asesino, que no aparece retratado como un extraño sociópata que está excluido del mundo, sino como un hombre común y corriente con todo y familia, que vive en la sociedad como cualquiera de nosotros, casi diciendo que cualquiera puede ser culpable.

El filme cuenta con Zar Amir-Ebrahimi como la protagonista, quien absorbe al personaje con solvencia a pesar de tener un nulo desarrollo de personaje.  En cuanto al apartado técnico, la fotografía con tonalidades sombrías es a cargo de Nadim Carisen, quien también será el encargado de la serie que viene dentro de poco de HBO llamada “The Last of Us”, mientras que la música es de Martin Dirkov, usa mucho las composiciones clásicas del noir.

En conclusión, “Holy Spider” despliega elementos narrativos bastante interesantes y que ayudan a que el espectador no se aburra en ningún momento, a pesar de que el director a mitad del filme y en algunos tramos toma unas decisiones poco favorables.

Veredicto

Los primeros dos actos están llenos de aspectos relacionados con investigaciones, indagaciones y tensión forjada que marcan muchos clásicos del género, y aun aunque falle, funciona.

6 / 10

“Triangle of Sadness” es una película, que al igual que “The Menu” o la serie “Succession” hacen una sátira a las clases y las critican.  En este caso el director Ruben Ostlund se enfoca en el sinsentido del comportamiento del ser humano, el egoísmo, la búsqueda de la fama, y a una obsesión por el dinero propia de la sociedad capitalista en la que vivimos, como una revisión a que sucedería en una sociedad matriarcal y equitativa.

La película de cerca de 3 horas de duración está dividida en 3 partes, que son continuación una de otra, narra como Carl, un modelo profesional y Yaya, una influencer, son invitados a un yate crucero de lujo donde van los más ricos.  Mientras todo parece ir bien, una tormenta y un ataque de piratas hará que la tripulación llegue a una isla desierta y tanto los ricos como empleados se replantearon las clases a las que ellos están.  La estructura es sencilla, pero engancha. Los diálogos no inundan la película, pero por su brevedad literaria generan la cantidad de humor necesaria para que ‘el chiste’ dure toda la cinta. Es decir: aquí el chiste es el ser humano, y todo lo que dice forma parte de esa gran broma cuyo clímax resulta su abandono absoluto a no querer ser abandonado.

Es de halago cómo Östlund consigue con su dirección que el tono satírico esté presente en todo momento, con un gran uso de los planos generales y los ángulos de cámara que meten de lleno al espectador en las nauseabundas escenas que aparecen. Sabe colocar a cada personaje en su lugar y consigue que no miremos la hora en nuestro reloj, pese a lo largo del metraje.  Claro, no es que sea la cinta excelencia 2022, pero es lo suficientemente entretenida para mantener al espectador mirando, a pesar de que en sus primeros minutos buscando desarrollar a sus protagonistas tenga un tramo bastante lineal.

“Triangle of Sadness” es una comedia negra donde cualquier cosa puede ocurrir y lo grotesco se apodera del relato, pasando incluso por situaciones en las que lo escatológico tiene su participación, para hacer del segundo acto del film un desfile caótico de momentos tan disparatados como entretenidos, algo que a muchos les agradará y a otros quizás los sature por su reiteración en su agudo recurso, pero que en definitiva no deja indiferente a nadie.

Al final el filme es entretenido y muestra una visión algo divertida de las clases.  Su guión está bien pulido a pesar de repetir mucho lo mismo o irse en diálogos innecesarios, pero que en la dirección se ha sabido manejar para no bajar su ritmo.

Veredicto

Ostlund logra una película divertida con grandes momentos y una mirada crítica y salvaje a las clases.  Le falta un poco de humor acido y negro, mas que critica.

6 / 10

Damien Chazelle es un buen director.  De eso no existen dudas.  En el 2014 sincronizaba la música con las escenas en “Whiplash”, y lo mismo hizo en el 2016 con “La La Land” pero esta vez tuvo la osadía de mezclarlo con bailes.  Esta vez, al igual que hizo Rian Johnson con “Glass Onion”, lo hizo Chazelle a tener todo un reparto gigante para “Babylon”.

La historia está basada en los años 20, con un Hollywood lleno de excesos (cuando no), donde Nellie LaRoy es una aspirante de actriz en ascenso donde un Jack Conrad, un actor popular el cual se dedica a realizar fiestas exageradas.  Básicamente es el ascenso y caída de un sin número de personajes que se pasean por pantalla, y aquí es que está el asunto con “Babylon”.  Porque si, el filme trae una historia con el personaje de LaRoy, pero es una historia que por momentos parece que se va a un segundo plano con todo lo que va sucediendo en pantalla más los personajes.  Margot Robbie, Brad Pitt, Diego Calva, Tobey Maguire y Jean Smart sin duda son quienes mejor brillan en pantalla.  Eso sí, que agradecidos estamos con Chazelle por juntar a Margot Robbie y Samara Weaving.

La magnífica puesta en escena del director es de lo mejor sin duda alguna.  Chazelle hace una oda al cine clásico y para eso ha contado con la fotografía de su compañero Linus Sandgren, el cual mantiene esa imagen que evoca a lo clásico, a lo antaño.  Momentos mágicos como los primeros minutos donde inicia la fiesta, es una verdadera delicia junto a la música del ya conocido y muy amigo del director, Justin Hurwitz, quien sin duda alguna parece ser que es la mano derecha del director y quien lo entiende a la perfección, y como no puede ser de otra forma, esta dupla necesita una edición impecable y aquí entra el editor Tom Cross, quien sabe donde y como cortar en conjunto con la música.

Al final del dia, esta reseña ha sido corta porque no hemos querido quitarle el deseo de que vean “Babylon” porque es un buen filme pero lamentablemente no es la mejor película de Damien Chazelle y es una lastima, porque le tenía muchas ganas y pensaba que estábamos ante la mejor película del año.

Veredicto

Con una magnífica puesta en escena, toda la energía narrativa y creativa que construye, acaba colapsando en sí misma, porque es una película que piensa en grande, aspira a lo grande, interpreta lo grande y lleva todo lo grande, pero se siente mediana.

5 / 10