Ahora con «Shazam: Fury of the Gods», uno recuerda la primera entrega de Shazam, la cual fue un producto fresco y original.  Entre tantas películas de superhéroes con mundos conectados, el personaje de DC Comics creado en 1939 (se llamaba Capitán Marvel hasta que en el 2011 le cambiaron el nombre al que conocemos) fue un respiro de aire fresco bastante disfrutable.  Esta vez sigue igual pero con fallas más notables que la anterior.

La historia sigue a Billy Batson y sus hermanos, los cuales han adquirido poderes y son héroes, pero recordemos que siguen siendo niños.  Cuando un día llegan a la Tierra, las Hijas de Atlas, un vengativo trío de antiguos dioses, buscando la magia que le habían robado hace miles de años, se ven envueltos en una batalla por sus vidas y la de sus seres queridos.

Si te sientas a ver la ficha técnica de «Shazam: Fury of the Gods», te das cuenta que el director de la primera está de vuelta (David F. Sandberg), también está de vuelta uno de los dos guionistas (Henry Gayden), el elenco está de vuelta casi en su totalidad y encima incorporan actores de la talla de Hellen Mirren, Lucy Liu o Rachel Zegler.  Todo está preparado para ser igual o mejor que la anterior, pero no es así, ¿por qué? porque el error está todo a la vez en todas partes (el chiste está bueno).  Durante aproximadamente hora y media de cinta, de las más de dos horas a las que se va este largometraje, podemos observar una pérdida completa de la magia y el tono que envolvía a la primera entrega. Los gags cómicos no funcionan por ningún lado.  Los gags cómicos no funcionan.  Pero eso no sería tantísimo problema si, al menos, la película funcionase como un espectáculo de luces y nos diese grandes “Set pieces” de acción que camuflaron las partes más tediosas. Pero, amigos míos, eso tampoco ocurre hasta el final. Durante la primera hora y media de cinta asistimos a un montón de tramas y subtramas que no solo carecen de interés, sino que están mal desarrolladas. Es como si quisieran abarcar de más, ponerse más profundos para que la gente se los tome más en serio, pero no fuesen capaces de hacerlo en condiciones. Con lo cual, acabamos por tener una hora y media de película con un problema enorme de ritmo.

Por otro lado, los actores adultos en su versión Shazam están absolutamente perdidos, no sé si es cosa de ellos o de quién los dirige, pero algo no está funcionando nada bien. No tienen ni la química que tiene el elenco infantil entre ellos -que están a años luz de distancia y son de lo mejor de la película-, ni tampoco el carisma que se espera de este tipo de personajes. Es cierto que repiten de la anterior, pero a excepción de Zachari Levi -que es el más salvable de todos, aunque también está peor que en la primera entrega- el resto no habían tenido prácticamente metraje en la uno y eso, quizá, había ocultado las carencias interpretativas.

 Y es que nadie espera ver que “Shazam: Fury of the Gods» tenga una trama super compleja llena de profundidad, porque hablamos de unos niños que al gritar un nombre se convierten en héroes, pero al menos algo de desarrollo no hubiese caído nada mal.  No es que tampoco sea la peor película, que no lo es, las cosas como son, pero sí ha sido un bajón a diferencia de la primera, que la había visto unos días antes.

En definitiva, “Shazam: Fury of the Gods” es una película muy desequilibrada en la que sientes que las cosas no van mal, pero falta algo, por la falta de un desarrollo en el guión y un ritmo bastante extraño donde parece que acelerara y se queda frenada, pero que luego acelera sin y frena de golpe.

Veredicto

«Shazam: Fury of the Gods» es una película entretenida que le hace falta magia.  El espectador se sentirá algo perdido y desconectado en el inicio por una dirección desequilibrada.

5 / 10

Cuando Elizabeth Banks anunció que estaba dirigiendo “Cocaine Bear”, una película donde un avión de unos narcotraficantes tiran unos kilos de cocaína y este cae en un bosque donde un oso de 500 libras lo consume y se vuelve loco iniciando una matanza de turistas, las alarmas se dispararon, y más porque resulta que está basado en una historia real.

Lo interesante del filme es todo lo que se ha construido a partir de una obra, que per se, no parece más que una producción cualquiera de serie B (que en momentos, Banks lo reconoce y juega con ello), que en otras circunstancias y de haber salido en streaming (y sin el humor del internet), habría pasado sin pena ni gloria.  La pregunta es clara: ¿vale la pena ver el meme hecho película? Sorprendemente si, porque no es tan mala como podría parecer en un primer intento y más con esa sinopsis.  Eso sí, que el chiste no justifica más de una hora y media de metraje, y lo peor de todo, que mientras avanza el filme, Banks se va calmando a unos niveles que hacen mirar varias veces el reloj esperando que acabe.

Como si de un slasher se tratase (este oso se carga a más personas que Jason en sus mejores días), el filme inicia con una secuencia donde el oso acaba con dos campistas despistados y ya con esos primeros minutos podemos ver cuál será el tono de la película, para bien y para mal.  Osea, vemos lo que esperábamos, que es un oso drogadicto matando personas a diestra y siniestra, pero a la escena le falta mas garra, y para poner un ejemplo, están los primeros minutos de Scream 6 o la divertidísima escena inicial de Halloween Kills, donde Myers se lleva por delante a varios bomberos de la forma mas salvaje posible.  Y ahí es que trato de llegar, que a la película le falta un gancho.  Algo que sorprenda al espectador más allá de ver un pie arrancado, o un oso devorando una cara.

La fotografía, que imagino fue adrede por John Guleserian (porque en Candyman consigue una calidad impecable) es demasiado a serie Z, algo que en realidad le resta a lo creativo.  Porque es como si se forzara en querer verse de bajo presupuesto pero siendo un producto hecho por manos que podían dar un gran presupuesto.  En cuanto a los personajes están escritos de una forma tan cretina y descarada, que es difícil conectar con alguno, a pesar de que nadie actúa mal.

Y no es que espero seriedad en un producto como tal, pero si la premisa me invitaba a ver un viaje de locura de un oso cocainómano, pues lo mínimo que esperaba era ver un viaje de locura de un oso cocainómano lo mas salvaje posible y no de forma tímida.

Eso sí, que mantiene un humor altamente negro y punzante.  Su puesta en escena no es que sea la más brillante pero sí cumple lo suficiente para que no se convierta en un verdadero tedio.  Sinceramente «Cocaine Bear», logra ser un slasher animal donde cada muerte que se adjudica el oso termina siendo una pasada absoluta de sangre y gore.

«Cocaine Bear» pudo ser mucho mejor de lo que es y podría llenar expectativas como se vendía, pero por razones desconocidas nos entregaron esto y, bueno, no ha quedado más nada que ver este producto final.  Elizabeth Banks demuestra que es una directora versátil.

Veredicto

Inaudito que con un gran estudio detrás, no sean capaz de hacer una obra serie B ni intentándolo.  Al menos entretiene por gran parte de su metraje, haciendo que el filme aunque sea olvidable podamos pasar un rato agradable.

5 / 10

Muchos decían que el slasher estaba muerto (Halloween es buen ejemplo de lo falso que eso es) y es curioso como cada día toma más fuerza.  Scream 6 es sin duda mucho mejor que Scream 5, la cual estaba a nivel de la primera, así que esto es mucho decir.

Hay una escena en particular, en donde una profesora de cine, interpretada por Samara Weaving dice lo siguiente: “un slasher es perfecto para estudiar la coyuntura generacional de la época”, y no hay palabras más ciertas que estas.  El personaje de Melissa Barrera, así como su actuación, son de lo mejor de la película. Tanto por su sencillez y modestia que, sin resultar contenida, representan la superación de la expectativa: Jenna Ortega, entonces, queda relegada a un no menos importante segundo plano, algo que personalmente agradezco porque está en boca de todos últimamente y los méritos de Barrera son, a mi juicio, más sustanciales e infrecuentes. El resto del reparto pasa por ahí, y se echa en falta la talla de secundarios que solía tener la saga.

El guión de Scream 6 viene a cargo de James Vanderbilt y Guy Busick, que logran un trabajo decente, pero no se comparan con Williamson quien escribía las mejores interacciones discursivas de la saga.  Los diálogos pecan de formulaicos y no consiguen generar situaciones muy genuinas, y a pesar de que si saben mantener un desarrollo entre personaje e historia, tampoco es que estamos ante los diálogos afilados de costumbre.

La puesta en escena de algunas de las secuencias más terroríficas de la saga es excelente. No solo la escena del metro, que se ha podido atisbar un poco de ella en el tráiler de la película, sino que tiene una secuencia de “persecución” en interiores que hará las delicias de los fans del género.

Posee secuencias de acción trepidantes y momentos de tensión muy logrados. Nuestro matarife de la cara de fantasma se muestra más letal que nunca y su cuchillo corta la carne como si fuera mantequilla. Pero, y aquí viene lo que me dejó un poco frío, alguna cosa falla en esa maravilla que todos anunciaban. Si uno se replantea las situaciones que está presenciando (algo que no debe hacerse nunca en el cine de terror), la película falla en ser un producto del montón y sin riesgos.  Diálogos metidos con calzador, una trama que se advierte fácilmente y un desenlace que, aunque intenso, me dejó insatisfecho. Quizás por su obviedad, porque desde que cierto personaje hace abre la boca, ya uno sabe que viene.

Pese a ello, nos encontramos con una entrega más que digna. Excelente por momentos, trepidante y llena de buenas intenciones dentro de una saga que no decae.  Scream 6 logra un espacio para sus fanáticos y para los amantes del terror (principalmente del slasher).

Veredicto

Sinceramente, creo que Scream VI, a pesar de estar un poco por debajo de su predecesora, sigue siendo un enorme producto de entretenimiento. Alterando esos momentos de puro terror y tensión constante con esos otros instantes mucho más distendidos y que están plagados de un humor negro muy metacinematográfico tan marca de la casa.

6 / 10

La factoría Marvel no tiene planes de rendirse y este filme que abre la tan mencionada “Fase 5” (a pesar de que de antesala “Loki” y (tal vez) “Doctor Strange and the Madness of the Multiverse” sean quienes empujen un poco a esto), lo deja en evidencia.  “Ant Man and the Wasp: Quantumania” no solo tiene un nombre bastante ridículo sino que se han preocupado tanto de ir hacia delante y ser mas grandes de lo que son, que no ha habido tiempo de detenerse a reflexionar.

En este párrafo resumiré todo lo que pueda del filme, para quien solo quiera saber si vale la pena ir a cines o esperar a que llegue a sus plataformas para verla.  De entrada el filme es entretenido y visualmente llamativo.  Hay (otro) mundo nuevo que ver, aunque no se indaga en ello.  Su villano tiene gancho y promete bastante, mientras que los protagonistas son carismáticos.  ¿Verla en cines? Fácilmente puedes esperar a verla en streaming.

Ahora bien, quitando todas las capas de las que Marvel nos está acostumbrado a incluir, el filme carece de tantas cosas y falla en muchas otras que es difícil imaginarse otra vez esperando otro mega evento.

En la sala, al final, alguien me dijo “tal vez no estamos haciendo viejos y esperamos que las películas sean más maduras” y es gracioso porque me dejó pensando que “Black Panther: Wakanda Forever” es bastante madura y aún así falla por igual.  Lo mismo con “Moon Knight” pero esta otra también falla.  Y es que Marvel ha apostado más por incluir cameos de personajes nuevos a los que más adelante les sacará provecho, como incluir situaciones gigantescas a las que, más adelante le sacarán provecho, como también incluir villanos poderosos que no terminan de desaparecer, porque más adelante le sacaran provecho.  No se si me doy a entender pero es que estamos viendo constantemente un tráiler largo de lo que viene más adelante.

Los desarrollo en Ant Man and the Wasp: Quantumania son nulos, a pesar de que Jonathan Majors hace un espectacular trabajo como Kang El Conquistador, pero es que a pesar de todo, se siente totalmente vacío y fuera desdibujado.  Aunque en honor a la verdad, es interesante como el villano corrobora parte de la historia contada por otra versión de el en Loki, pero con cambios, dejando al espectador si lo que dice es real o no.

Ya a estas alturas no vale la pena indagar y preguntarse cosas.  Si bien nunca se van a obtener respuestas de porque Nick Fury nunca llamó a Capitana Marvel ante las amenazas que ocurrieron, o porque Scarlet Witch no destruyó a Thanos al verlo en Endgame, pues asumimos que no se obtendrán respuestas del porqué Scott Lang nunca se encontró con Kang en todo el tiempo que estuvo en el Reino Cuántico después del chasquido, y asi nos pasamos el filme completo; viendo sucesos tras sucesos para completar un rompecabezas que ya sabes como termina.

Más allá de la falta de desarrollo en el guión, de la exageración del CGI y de ser otro filme que tiene en planes ser el escalón para algo más, Ant Man and the Wasp: Quantumania es una decepción que solo el carisma del actor Paul Rudd y Jonathan Majors hace que esto sea menos tedioso.

Veredicto

No hay duda alguna que Marvel está mostrando desgaste y esto puede afectarles a corto plazo, mientras sigan entregando películas dispuestas a ser más grandes que las anteriores pero solo la muestra de lo que viene, y olvidarse de desarrollar algo.

5 / 10

Es evidente que esta película (Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody) está hecha para los fans de la cantante, porque a diferencia de otros biopics (como “Blonde”), esta trata de darle más peso a sus mejores momentos y no se enfoca (y a veces ni los toca) en los momentos más oscuros de la artista.

La directora Kasi Lemmons y el guionista Anthony McCarten tratan de hacer un recorrido agradable por la vida de la artista, para su recuerdo para los fans y la historia.  Con una protagonista carismática como es Naomi Ackie y con un Stanley Tucci que borda con creces.  Naomi Ackie interpreta a la cantante, y a pesar de tener una buena voz, está doblada por la difunta Whitney sincronizando perfectamente con los labios las letras. También hicieron lo mismo con Rami Malek en Bohemian Rhapsody.

Para ser un filme musical, es inaudito que los momentos musicales tengan una montura algo desastrosas, como por ejemplo en la escena del video (que da introducción al título) “Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody” están tiradas caóticamente: movimientos de cámara innecesarios; estilo de rodaje que a ratos quiere simular el de cámara en mano y luego se olvida; microzooms, cortes de plano continuos que te impiden disfrutar de los rostros de los actores demasiado tiempo; etc.

En cuanto a los demás personajes son apenas una caricatura. Los hay que desaparecen durante 1 hora de metraje y reaparecen en una situación personal, laboral o familiar totalmente distinta de la anterior sin que te cuenten qué ha pasado de mientras.  Y esto es paradójico, teniendo en cuenta que la película dura dos horas y media y pudo darse la tarea de desarrollarlos a todos.

Como punto aparte, Anthony McCarten dijo en una entrevista que la historia la creó para una “mini serie” ya que había mucho material y una película es quedarse cortos, y se nota, porque la edición y la puesta en escena brillan poco por su ausencia.

En definitiva “Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody” es una película decente de la cantante Whitney Houston que para quienes son fans, la disfrutarán muchísimo.  Sin embargo para el que no lo sea y quiera conocer algo de la artista, esto no será más allá de un artículo de Wikipedia.

Veredicto

Una película superficial de la historia de Houston, con una buena banda sonora y actores comprometidos.

5 / 10

El mundo ama los comebacks, y más cuando tienen una historia de superación como es el caso de Brendan Fraser, al cual le cae como anillo al dedo la historia que se cuenta en “The Whale”.

El director Darren Aronofsky no es un Lars Von Trier que causa malestar en sus personajes y en el espectador, ni tampoco un Christopher Nolan que busca engañar con ilusiones.  Aronofsky es más bien un director que su riesgo, su pomposidad suele ser, por lo que sus detractores le terminan siempre atacando, ser una película compuesta al detalle.  En ‘The Whale’, Fraser da vida a Charlie, un solitario profesor de escritura que pesa más de 250 kilos y cuyos excesos bulímicos le sitúan al borde de la muerte.  Traumatizado por una trágica pérdida e intuyendo el final de sus días, Charlie intenta restablecer el vínculo con su hija de 17 años, Ellie, lo cual no será fácil.

La trama transcurre enteramente en el interior del apartamento de Charlie y permite a Aronofsky reincidir en su interés por el trabajo con espacios y situaciones claustrofóbicas, algo que traslucía en films como ‘Réquiem por un sueño’ o ‘The Mother’, aunque cabe decir que en esta ocasión el director neoyorquino se desmarca de la experimentación formal para abrazar una puesta en escena más clásica.  Y si bien en el apartado estético su interés es de aspecto más dramaturgo, en las actuaciones no se queda atrás.  Al igual que ocurría en una de sus películas anteriores, «El luchador», Aronofsky nos muestra unos personajes obsesivos, adictivos o que lidian con su físico y los problemas de sus caóticas vidas, todo ello para intentar llevar una existencia normal.  Su estrategia es unir el destino del personaje con el del actor.  Si Mickey Rourke en “El Luchador” acaba por coincidir su personaje derrotado con su vida, o Jennifer Lawrence en “Mother” entraba en la agonía de los excesos (en ese caso la prensa, sus tantas películas en poco tiempo y otras cosas), aqui une a Brendan Fraser con el personaje.

El director de “The Whale” exprime a Fraser en lo que tal vez sea el papel de su vida, con una actuación que levanta por todo lo alto la película y funciona en su regreso, pero que lamentablemente se ve empañada por un guión y una dirección muy cuestionable.  Y es que “The Whale” acentúa de forma exagerada y mal compuesta la fatalidad del personaje, invitando a los demás a tratar con menosprecio; incluso aquellos que le aprecian caen en la desconsideración guiados por el auto-odio que el protagonista acarrea a sus espaldas.  Algo que en “The Joker” vimos con claridad, donde el director buscaba la compasión del público con escenas melosas.

Más allá de su ruidoso despliegue dramático y las ya habituales parábolas del director, ‘The Whale’ llama la atención por el trabajo de Brendan Fraser, que por un guión y una dirección empeñada en ser indulgente, en vez de ser una observación mesurada y pausada.

Veredicto

Aunque tiene un protagonista cautivador, acaba convirtiéndose en algo tan sincero como bobo.  En su mayor parte, simplemente, no es tan buena como la interpretación de Brendan Fraser.

6 / 10

Ya se ha convertido en casi una tradición que en epocas navideñas esperemos aquella pelicula de humor negro y ultra violencia que busca colarse para los amantes de la navidad y el gore, como es en este caso Violent Night.

La premisa es simple: un grupo de mercenarios irrumpen en una casa de una familia adinerada en plena Nochebuena, tomando de rehenes a todos los que están dentro de ella.  Sin embargo con lo que no contaban era que el niño del hogar, le pida a Santa Claus como deseo que los ayude.  Y hasta ahí el asunto es interesante y de hecho, tiene todos los elementos para ser una comedia negra de lo más salvaje, sin embargo da la sensación de que el guionista y el director tenían constantes diferencias ya que el tono de la misma sube y baja.  Por momentos es violenta a mas no poder y usando el humor negro como escudo, pero luego se torna un drama forzado.

Es decir que en sus momentos de acción cumple lo suficiente y de hecho, es bastante interesante, pero cuando quiere abrazar la faceta navideña se convierte en otra película del uso y mal empleada.  A diferencia de otros medios como Hawkeye que el elemento navideño es solo un recurso para hacer avanzar la trama, aquí en cambio la estanca, y encima se burla sin ningún tipo de pudor de clásicos como “Die Hard” o “Home Alone”.

Entre lo mejor del filme está un David Harbour (Stranger Things) que como siempre, es muy carismático y cae bien, ya que el villano de John Leguizamo es casi una caricatura andante con una falta de desarrollo extremo.

Al final del día Violent Night es un filme que pudo haberse convertido en algo muy bueno pero solo cumple con entretener a medias con muchos momentos que no terminan de entenderse del todo, pero, qué más da porque a los 30 minutos ya se pierde el interés.

Veredicto

Quiere ser mas que una pelicula SerieB pero su direccion y guion no se lo permiten.  Ingeniosa a ratos, pero la mayor parte del tiempo es un cumulo de escenas repitiendose.  David Harbour trata de hacer lo mas que pueda y su accion es divertida, pero pasado 30 minutos ya se pierde el interes de la historia.

4 / 10

Severance narra como Mark Scott (Adam Scott) dirige un equipo en la empresa Lumon Industries, cuyos empleados son sometidos a un procedimiento quirúrgico que separa sus recuerdos entre su ámbito laboral y su vida personal.  Este atrevido experimento se pone en tela de juicio cuando un ex empleado se le aparece fuera de la empresa a decirle que las cosas no son como él cree.

El entorno laboral, más o menos amable, más o menos hostil, nos obliga de forma irremediable a contener nuestro auténtico yo. En un ambiente con sus jerarquías, con sus desequilibrios, resulta imposible ser uno mismo. Es probable que nuestro entorno más cercano se sorprendiera con nuestra versión laboral de la misma manera que nuestros compañeros laborales se podrán sorprender con nuestra vida privada.  La serie de Apple TV va un paso más allá y se plantea qué ocurriría si un implante cerebral permitiera separar esas dos facetas. Durante la jornada de ocho horas dejaríamos a un lado nuestra vida personal, que retomaremos al fichar la salida. Dos vidas completamente separadas, ajenas la una de la otra. El sueño cumplido de toda empresa, que dispondría de una legión de subordinados libre de taras mundanas, y de todo aquél workaholic que incomprensiblemente se lleva el trabajo a casa.

¿Qué individuo sería capaz de someterse a semejante barbarie? Es uno de los muchos interrogantes que plantea la serie, cuyos cuatro protagonistas, aparentemente sin nada en común, tan solo se conocen en el ámbito laboral. Una vez se adentran en el ascensor de la empresa, con una salida escalonada cada cinco minutos, se convierten en absolutos desconocidos y retoman su vida personal.

Producida y dirigida por Ben Stiller, “Severance” es lo opuesto a la comedia. Es un thriller de ciencia ficción de lo más absorbente y enigmático, con un ritmo y una atmósfera muy particulares, rozando por momentos el surrealismo, pero con una voluntad muy clara de reflexión sobre los límites de nuestra propia intimidad.  Una serie que fácilmente puedes tirarte en un solo día buscando respuesta, cómo había logrado las tres temporadas de Dark en su salida con los espectadores.

La serie reproduce a la perfección los esquemas, los roles y las dinámicas de toda organización empresarial. Los protagonistas, sin ir más lejos, pertenecen a un departamento de nombre rimbombante cuya función prácticamente desconocen.  Pero es en el misterio, en la incógnita, donde reside el gran interés de esta apasionante serie.

La premisa narrativa de Severance es muy directa y potente, pero la manera en la que Stiller la pone en marcha va más por el lado de lo enigmático y hasta de lo incomprensible, optando más por la extrañeza del espectador que por su activa participación en desentrañar el misterio. De a poco eso va girando, pero de un modo poco usual.  Aquí el director (de casi todos los capítulos) sabe manejar la información, entregando de a poco las respuestas.

Hablar más allá de lo que el guión ofrece, como en actuaciones, música, y otros, es perder el tiempo.  Aquí nada sobra y nada está mal.  Las actuaciones TODAS son buenas.  Desde John Turturro (Barton Fink) a Patricia Arquette (Medium) y de Christophen Walken (El Francotirador) a Zach Cherry (Succession) pasando por Adam Scott (Big Little Lies) y cualquier otro que se empiece a pasear en pantalla, hasta la música de Theodore Shapiro que es poderosísima y la fotografía fría de Jessica Lee Gagné para demostrar lo frío que es el mundo corporativo.

Severance está repleta de dardos envenenados contra la cultura corporativa, sobre todo aquella que promueve el optimismo como motor existencial, la mitificación de los CEOs o risibles sistemas de incentivos para mantener contento al personal.

Veredicto

La serie es un triunfo por donde se le vea: las actuaciones están al nivel de la angustia existencial que se plantea, el diseño de producción resulta en eficaz herramienta para incrementar nuestra sensación de encierro y el guión nos hace pensar en la cualidad ambivalente del trabajo.  Una verdadera joya.

9 / 10

Mark Mylod es un director y guionista conocido por grabar varios capítulos de “Juego de Tronos” y de “Succession”, y ahora dirige y escribió “The Menu”.

Esto más allá de ser una película sobre la cocina, es una crítica hacia las clases y hacia las influencias (de todo tipo).  Y películas con esa temática han habido varias: “The Triangle of Sadness”, “White Noise” y “The White Lotus”, por poner uno que otro ejemplo.  La cinta está estructurada por fases -al más puro estilo de un menú en un restaurante de alto standing- y su historia se nos va contando a medida que avanzan los distintos platos del servicio -entrantes, primer plato, segundo, etc.-.  Al articular toda la estructura de esta manera la película consigue, no solo ir aumentando la tensión en base a los hechos que van a ir ocurriendo, sino que tengamos la sensación, como espectadores, de estar asistiendo a una “degustación” nosotros también.

Con este recurso, que me parece sumamente original, creo que el director consigue que la película funciona francamente bien gracias a la capacidad para ir cambiando la puesta en escena de los distintos platos y al manejo de un guión que, si bien tiene sus errores en algunos puntos lógicos, si que funciona muy bien a la hora de que la dinámica sea mucho mejor y ayude a que el espectador no se aburra.

Hay que dejar claro, y sin entrar en muchos detalles para no dañar la experiencia a nadie, que es interesante como el director conjuga muy bien los géneros tan dispares haciendo que funcionen todos.  Desde la comedia negra, hasta el drama, pasando por el suspenso y tocando el thriller y en algunos momentos el terror psicológico.  Estamos ante una película que puede hacerte reír mientras que a los siguientes segundos te mantiene preocupado, algo que a pesar de, no es tan fácil de conseguir.


Lo que sí puede ser negativo en The Menu, es que el espectador que intente buscar una coherencia en todo (y explicaciones detalladas) podrá salir decepcionado ya que tanto los personajes como la misma historia, tratan de ser más superficiales dando al espectador la oportunidad de conectar el mismo los puntos.  Algo que tal vez su guión, como se mencionó anteriormente, no pueda llegar a la altura por fallos que contienen en su propia estructura.  Y son cosas que no busco desvelarle a nadie porque la verdad la experiencia debe ser única, pero son algo notables, principalmente en la segunda parte del filme.

En cuanto a las interpretaciones pues pocas cosas negativas se le puede sacar a un cast de profesionales como los que se pasean por este filme.  Destacan un Ralph Fiennes en estado de gracia, Hong Chau quien lamentablemente no le dan más rienda suelta, Anya Taylor-Joy perfecta y un Nicholas Hoult que no dejará al espectador indiferente.  La música con muchos tonos clásicos, como si de una presentación culinaria bastante exclusiva se tratase a cargo de Colin Stetson, y la fotografía de Peter Deming donde se juega mucho con los momentos oscuros.

Veredicto

Sinceramente, quizá no sea la película con el guión más perfecto del mundo. Ni con la mejor recreación de comportamientos humanos lógicos. Pero, a pesar de ese hándicap, consigue ser una película muy entretenida que funciona francamente bien en todo lo que intenta.

7 / 10

Las películas basadas en videojuegos cada día están mejorando.  “Mortal Kombat” a pesar de sus defectos no está nada mal, “The Witcher” es una muy entretenida serie con buen apartado técnico.  “The Last of Us” , basada en el famoso videojuego de Naughty Dog para la consola Playstation, es la serie insignia para este año por parte de HBO.


La historia hace homenaje al videojuego constantemente, para los más puristas, y tal vez sea aquí donde se pierda porque a pesar de ser la misma historia son medios distintos para presentarlos.  Pero déjame darles un contexto para que tengan una idea:  Era el 2013 y un guionista de videojuegos llamado Bruce Straley crearon “The Last of Us”, el cual fue una idea compartida en conjunto de otro guionista que estaba en su equipo llamado Neil Druckmann.  Este videojuego fue tan exitoso que Druckmann fue ascendido a “co-guionista”, por lo que para una segunda parte que se hizo esperar hasta ocho años, pero, ¿por qué tanto tiempo?

La dupla de Bruce y Neil era excelente, ya que Neil era un caos pero creativo, y Bruce sabía controlarlo para darle estructura y sentido, darle narrativa estructurada, arcos a los personajes, argumento definido y desarrollo a todo.  Algo para que te quedes enganchado.  Pero tanto había escalado Neil y su ego subió tanto que se vendió como si fuese el único creador de la misma y la segunda parte dejó a todos fríos, porque unos decían que era una obra maestra y otros que no, entonces la respuesta corta es esta: los guionistas chocaron bastante, principalmente por culpa de Neil, al punto de que Bruce abandonó la empresa a mediados del 2019.


Volviendo al cine, HBO ha decidido comprar los derechos y contar con Neil para que sea guionista junto a Craig Mazin, quien es el showrunner, director de algunos capítulos y creador de “Chernobyl”, la miniserie excelencia del 2019.  ¿Qué sucede? Tenemos un mismo caso que en los videojuegos, donde se siente que gracias a Craig Mazin tenemos una historia coherente y que podemos seguir, pero por alguna razón se introducen elementos que cualquier jugador se dará cuenta que son parte de videojuegos y que no cuadran en lo que nos están contando.  Y ahí es donde reside uno de los problemas más marcados de la serie, o tal vez, para ser honestos y en honor a la verdad, el único problema.

Porque son pocos los dramas de ciencia ficción que cuenten con este calibre de actuaciones para mantener los nueve capítulos, casi en su totalidad, cargados solo por ellos.  Bella Ramsey como Ellie es una de las mejores actuaciones de series actuales.  Mientras que Joel, interpretado por un Pedro Pascal que sobresale y cumple con creces, ayuda a cargar la serie en sus hombros.

El excelente (y paranoico) primer episodio dirigido por el propio Mazin (casi un largometraje en sí mismo con una duración de 81 minutos) tiene un prólogo ambientado en 1968 en el que unos científicos advierten sobre los efectos devastadores que un virus podría tener en la humanidad. Y esa hecatombe se desata en 2003, cuando un hongo parásito llamado Cordyceps se propaga entre los humanos, convirtiendo a muchas personas en una suerte de zombies ya sin cerebro pero con ansias de devorar todo.

No conviene adelantar demasiado de una historia que tiene unas cuantas subtramas, saltos temporales y geográficos, y derivaciones dentro de diversos géneros, logrando que que por momentos cierto minimalismo conspire contra la atención del público más adepto a los estímulos constantes, pero volviéndose en un prodigio de serie, donde el despliegue visual y musical (a cargo de Gustavo Santaolalla, al igual que el videojuego) es perfecto.

The Last of Us, cuenta con distintos directores durante todos sus capítulos logrando crear un sin número de emociones distintas en cada uno.  La serie no apuesta, al menos no del todo, a la ambigua complejidad de otras de similar temática como Dark o Severance, pero se caracteriza por su humanidad, sus destellos de nobleza y un carácter épico sostenido en la solidaridad y la conexión que se genera entre un posible padre y una posible hija frente un mundo que los abraza y los expulsa al mismo tiempo.

Veredicto

2023 ya tiene una de las candidatas a mejor serie dramática del año, a pesar de que tiene unos golpes en el guion, pero que esto no aleje a nadie porque las direcciones ayudan bastante a digerir esto.

8 / 10